De nuevo AL está convulcionada, pero no es nada nuevo en sus escasos 200 años de existencia. Se independizó en un siglo XIX plagado de luchas fratricidas entre liberales y conservadores. El XX no fue mejor por la confrontación entre dictadores y aspirantes a la democracia.

A la par de la concentración del 99% de la riqueza global en solo el 1% de la población mundial (Oxfam), el 48% de la riqueza de AL fue acaparado por el 1% de sus ricos. En México, al igual que en Chile y Colombia, el 10% concentra el 64%. En Argentina, Brasil y Perú es peor porque el 70% está en manos del 10% de sus habitantes. Por ende, la Cepal indica que nuestra región tiene 184 millones de pobres, de los cuales 62 millones viven en pobreza extrema. El 45 % de los mexicanos son pobres, y entre el 10 y 15 % son pobres extremos, situándonos al nivel de Bolivia y Honduras. En 7 países el 50% es pobre; en 6 lo es el 30%, y en otros 4 el 20%. Ante la realidad de ser la región más desigual del planeta, no sorprenden los actuales conflictos político-económico-electoral-sociales de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Perú, Uruguay, etc., ni la violencia en México y Centroamérica.

Aunque hay causas y condiciones propias de cada una de las 42 naciones de América Latina y el Caribe que conducen a una permanente crisis de inestabilidad, se puede identificar un origen común en todas ellas.

En su libro ¿Por qué fracasan los países?, David Acemoglu y James Robinson destacan que, en los países en desarrollo que fueron colonias, las metrópolis implantaron estructuras de dominio de unos pocos sobre las mayorías, así como un sistema internacional de centro-periferia, también ventajoso para pocos países y desventajoso para los demás. A pesar del fin del colonialismo, el mundo sigue dominado por las exmetrópolis y, peor aún, las elites autóctonas, para enriquecerse y forjar su poder, crearon nuevas estructuras de dominio similares a las coloniales. Eso explica que, aunque la democracia electoral se ha establecido, los datos anteriores demuestran que no ha sido el caso de las de tipo económico, social y cultural. A pesar de la existencia de gobiernos de izquierda que prometen erradicar las inequidades, también repiten el esquema de dominio de unos cuantos. Dado que en las oligarquías de derecha e izquierda se concentra el poder, la riqueza y la corrupción en una elite, persiste la desigualdad y el malestar ciudadano.

Internacionalista, embajador de carrera y académico

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