Redacto esta entrega desde la indignación y la preocupación compartida con miles de mexicanos por el desabasto de gasolina que afecta desde hace tres días a la CDMX y a por lo menos diez estados del país desde hace casi dos semanas.

Después de analizar detenidamente lo que ocurre, llego a la conclusión de que la respuesta a la pregunta que encabeza esta columna es simple: los ductos que distribuyen las gasolinas fueron cerrados porque no hay otra manera de extirpar de raíz el multimillonario saqueo de Pemex que, en medio de un lodazal de corrupción pública y privada, significó para el país, en 2018, una pérdida de 60 mil millones de pesos por el robo de gasolina.

Para avalar el aserto debe entenderse primero cómo opera el huachicol y hacerlo obliga a desechar la equivocada idea de que solamente se trata de delincuentes que perforan ductos para llevarse bidones con gasolina.

Empezó así, como un robo hormiga que amplió y ahora controla la delincuencia organizada. Pero de esas tomas clandestinas (213 con Fox, mil 635 con Calderón y 10 mil 363 con Peña Nieto, al concluir sus respectivos gobiernos) solamente sacan 20% del combustible robado a Pemex.

A ese modus operandi se le conoce como tomas calientes, se lleva a cabo de manera improvisada para ordeñar hidrocarburo en poco tiempo. Es el que causa más accidentes y el más visible para los medios de comunicación y el ciudadano.

Pero su operación se ha sofisticado. La perforación ya no es tan improvisada, pues se ha sumado a ella personal de Pemex que, una vez que la concluyen, llama a los huachicoleros para que, en horarios acordados con las policías locales, acudan a cargar sus camiones. A unos metros de esos ductos han construido casas y bodegas donde almacenan la gasolina robada. Desde ahí, más barata que en el mercado legal, se distribuye a empresas y gasolinerías en camiones o incluso en barcos operados por la delincuencia organizada; o se vende directamente a quienes acuden a comprarla.

Pero el restante 80% del combustible robado a Pemex es sacado mediante una bien organizada estructura que opera desde adentro de la petrolera, con la colusión u omisión de sus funcionarios y la participación de personal sindicalizado y sus líderes.

La periodista Ana Lilia Pérez, quien ha investigado sobre el huachicol durante los últimos 15 años, refiere que otro modo de operación del robo de combustibles es el de las redes paralelas. Personal altamente especializado de Pemex ha colocado sistemas de válvulas a los poliductos de la petrolera para desviar el combustible hacia la red de ductos instalada para el huachicol.

Y otra, acaso la más antigua, es la de los propios transportistas de la empresa productiva del Estado, quienes para cargar en sus camiones-tanque el combustible que distribuirán, deben entregar un recibo o factura que ampare el monto de lo cargado. Pero muchas veces los empleados de Pemex permiten que con un solo documento esos transportes obtengan dos o tres cargas, lo que quiere decir que por cada cargamento legal existen uno o dos ilegales. Los transportistas de la petrolera están en el corazón del ilícito negocio. No en balde la plaza de chofer de pipa es una de las más cotizadas dentro del sindicato petrolero. Su líder nacional, Carlos Romero Deschamps tiene esa plaza.

Pero el cerebro de todo está en la torre corporativa de Pemex en Marina Nacional. Desde ahí se monitorea en tiempo real, durante las 24 horas, la producción, transportación y distribución de los hidrocarburos. Desde ahí no solo se detecta, sino que se sugiere, dónde puede haber tomas clandestinas. También desde ahí se pueden apreciar las válvulas de la red paralela, las cargas de producto para su distribución y los suministros, legales o robados, a la red de gasolinerías del país. Con esos datos el director de Pemex recibe un informe diario. Los números nunca cuadran. Quiere decir que sigue el robo.

El desmontaje total de esa estructura criminal pasa necesariamente, colegirá usted conmigo, por el momentáneo cierre de ductos para recuperar tomas clandestinas y clausurar las válvulas de desvío hacia las redes paralelas. Inevitable afectar al consumidor. Peligroso para la economía que la situación no se normalice a la brevedad. Y los intereses tocados no parecen dispuestos a dejarse. Por eso los dos sabotajes en el ducto Tuxpan-Azcapotzalco que han alargado el desabasto en la CDMX.

INSTANTÁNEAS:

1. REVANCHA. Dicen los que saben que el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín no ha podido superar la derrota que le infligió Morena el 2 de julio al ganarle las tres diputaciones federales, la fórmula del Senado y los municipios mas importantes: Chetumal, Cancún y Playa del Carmen, éste último su bastión que tuvo que entregar a la alcaldesa Laura Beristain. Explican que su campaña de culpar de la violencia que asuela al estado a los gobiernos municipales morenistas pretende generar una percepción negativa de ese partido, de cara a las elecciones de este año para renovar el Congreso local.

2. EDUCACIÓN. El empresario Eduardo Javier Natividad Maqueda, considerado líder de opinión en materia educativa, promueve a través de la fundación que lleva su nombre un centro de aprendizaje con 300 niños del país fundamentado en indagar, experimentar, descubrir y construir “para que sean creativos al pensar, equilibrados al sentir y presentes en su actuar”. Está por abrir dos centros más.

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