En los pasados días se suscitaron un par de eventos que hacen tambalear la estrategia y la serie de esfuerzos que se han efectuado en el país para atender la pandemia de Covid-19. Ambos, aunque uno más que otro, levantaron críticas e incluso indignación en la población. Se trata, por un lado, de las vacaciones del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud. Hugo López-Gatell, a un municipio playero de Oaxaca y, por otro, del siguiente paso en la estrategia nacional de vacunación que anunció en presidente Andrés Manuel López Obrador.

¿Qué consideraciones se pueden ofrecer al respecto?

Como se mencionó, ambos desarrollos han causado rechazo y profunda molestia en la población. Acerca de la primera situación, la noticia de que López-Gatell haya salido de vacaciones, a pesar de haber sido por un periodo corto de tiempo, genera de entrada una confusión por varias cuestiones. Este acontecimiento se puede analizar desde dos categorías: la individual y la institucional.

La primera de ellas explica que cada individuo posee libre albedrío, lo que significa que puede hacer lo que guste, siempre y cuando, desde luego, no dañe a terceros. En este contexto, las vacaciones efímeras del subsecretario pueden obedecer a esta decisión de hacer lo que uno guste. ¿Está mal? No, en general no. Si alguien quiere relajarse en una playa o viajar a otro estado, lo puede hacer. Pero la variable a considerar es que hoy en día nos encontramos en medio de una pandemia y su naturaleza nos obliga a comenzar a realizar unas acciones y evitar y dejar de efectuar otras.

Siempre, pero sobre todo en el panorama actual, cada persona sabrá cuál es su comportamiento, qué acciones hace y cuáles dejará de hacer, y cada una recibirá las consecuencias respectivas, eso lo sabemos bien. Pero la cuestión es que López-Gatell no es cualquier persona. Él es el funcionario público encargado de diseñar la estrategia general y particular contra la pandemia de Covid-19, calidad que lo coloca directamente en un plano diferente que limita – o que en teoría debería limitar – su libertad, con el objetivo de mostrar a la población un buen ejemplo de procedimiento en este caos. Por ende, haber fallado en eso puede incluso ser interpretado como un mensaje de legitimación para salir de vacaciones (y sin cubrebocas), incentivando algunas prácticas que pueden conducir al contagio del virus SARS CoV-2.

En este sentido, defendiendo las vacaciones del subsecretario, el mandatario López Obrador señaló que López-Gatell “había trabajado mucho”. No me queda duda que ha trabajado. Qué tan exitoso ha sido ese trabajo, eso es otra cuestión y ciertamente deja mucho de qué hablar, aunque es un tema diferente. Pero esta defensa es un tiro por la culata, es decir, ¿acaso el personal médico (médicos, enfermeros, camilleros, etc., mujeres y hombres) no ha trabajado mucho, más allá del cansancio y por varios momentos sin garantía de proteger su vida para atender a los pacientes enfermos en esta pandemia? Vaya ayuda.

La segunda situación es el siguiente paso anunciado por el mandatario con relación a la estrategia nacional de vacunación. López Obrador manifestó que la vacunación continuará con las personas de la tercera edad de zonas rurales, pues han sido las más olvidadas en general.

Esto puede ser contraproducente. Comenzar con la vacunación contra la Covid-19 con el personal médico fue acertado. Seguir con adultos mayores, también lo es. Pero atender primero a adultos mayores de zonas rurales, no lo es. Los focos de infección están en zonas urbanas, no en rurales. ¿No es lógico atender primero los epicentros de los contagios? Es decir, el mismo López-Gatell justificó su salida a un municipio no urbano de Oaxaca porque no había tantos contagios. ¿Por qué continuar donde no hay tantos casos de Covid-19? Vaya, no hay más evidencia que esa de que nos encontramos en un año electoral.

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