El rumor de la posible venta de la Plaza de Toros “Santa María” en Querétaro ha ganado más espacio en el terreno en la realidad. No dejó de provocar opiniones divergentes, lo que conlleva al ejercicio del debate. ¿Debería ser protegida la Plaza de Toros? ¿Tiene alguna conexión con el patrimonio queretano?

En la situación de la Plaza de Toros encontramos dos cuestiones de gran interés: su posible venta, y si el inmueble puede comprenderse como un monumento patrimonio de Querétaro. Con respecto al primer apunte, el edificio fue construido para un propósito: fungir como un recinto para celebrar la fiesta brava. La Plaza de Toros es propiedad de particulares, quienes están en su derecho de mantenerla o venderla.

Del segundo apunte el debate es mucho mayor. Algo imprescindible es mencionar que la Plaza de Toros y la fiesta brava son dos temas independientes. La actividad es la corrida de toros y ya es patrimonio cultural inmaterial de Querétaro, mientras que el recinto no lo es, por lo que además de poder ser vendido, podría ser destruido. Acerca de la actividad, la tauromaquia ha estado en la sociedad mexicana desde hace siglos a tal grado de considerarse parte de la cultura. Es conocida en todo el país, sin embargo, en ciertas partes su apreciación es mayor. ¿Cuál es la situación en Querétaro?

En la entidad la tauromaquia ha sido una actividad apreciada por unos y detestada por otros. No obstante, desde 2013 las corridas de toros son consideradas como patrimonio cultural inmaterial de Querétaro. Antes de tomar por hecha esta situación, lo que debemos preguntarnos es ¿acaso es cultura la tauromaquia?, y ¿a quién representa la fiesta brava como para considerarla patrimonio cultural inmaterial? Acerca de lo primero, cultura viene del latín y, entre sus varias definiciones, significa “aquello que se desea cultivar en una persona”.

De esta manera, lo que se considera cultura son esas ideas, normas, valores, prácticas, actividades, etc., que se busca que prevalezcan en una civilización para ayudarla en su desarrollo, evolución y bienestar. Con esto en la mesa es difícil comprender cómo una actividad en donde se tortura y asesina a un animal es aceptada con regocijo y considerada como parte de la cultura. Es algo terrorífico.

Con respecto a la segunda pregunta hay una situación. La cultura es algo dinámico que cambia con las ideas, su práctica y el tiempo. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones es el grupo dominante en la sociedad quien establece qué debe ser preservado y qué desechado.

En pocos momentos los grupos subalternos han podido hacer su voz notar con respecto a lo que ellos consideran como cultura y lo que debe ser preservado. En este sentido, si se les preguntara a los habitantes de Querétaro si la tauromaquia los representa, es probable que la amplia mayoría respondiera que no.

Debemos repensar como sociedad si queremos preservar la tauromaquia. Pero regresando al inmueble, lo que puede suceder es que sea considerado como un monumento patrimonio artístico de la entidad, ya que, a raíz de su uso y estética única, podría ser apuntado de esa manera. Para ello el Instituto Nacional de Bellas Artes tendría que realizar el estudio necesario para comprenderlo como tal; dudoso, pero podría suceder.

 niels.rosas@gmail.com
@NielsRosasV (twitter)

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