Decir que en las plantas radica el sostén de la vida no es una aseveración tan exagerada. Podría usted sugerir la importancia de la proteína animal y yo estaría de acuerdo, sin embargo, la producción de la carne basa su alimentación en granos, que son un producto vegetal.

Una afirmación, quizás menos común, es que en las plantas reside una posibilidad de encontrar cadáveres, y con ello, hacer justicia de un crimen e incluso dar alivio a las familias.

En un artículo publicado en la revista científica “Trends in plant science” el equipo de trabajo liderado por Neal Stewart Jr. reporta que existe una relación entre el suelo y las plantas que puede ser alterada y detectada cuando existe un cadáver en descomposición cerca. A esta zona se le conoce como “isla de descomposición cadavérica” que resulta en la liberación acelerada de compuestos como nitrógeno, que son fertilizante para las plantas y que pueden provocar mayor crecimiento e intensidad en el color verde de sus hojas.

Los cambios provocados sobre la isla de descomposición cadavérica pueden ser monitoreados sobre grandes áreas territoriales, como bosques, en los que la tecnología satelital puede dar indicios de la localización de un cuerpo. Además, el uso de drones equipados con cámaras que pueden ver más que lo que el ojo humano alcanza, permiten detectar cambios en espectros fuera del visible, como es el ultravioleta y el infrarrojo.

Pareciera muy elegante hablar sólo de la tecnología disponible, pero tenemos que hablar de un tema intrigante sin pretender sonar morboso: cuáles serán los modelos de estudio para conocer de qué manera y los factores que influyen sobre la isla de descomposición cadavérica. Actualmente se usan cerdos, sin embargo, el equipo de Stewart indica que es necesario estudiar cuerpos humanos, pues el patrón de descomposición es distinto al de otros animales y está estrechamente vinculado al estilo de vida.

Por ejemplo, si el cadáver es de una persona que fumaba constantemente, es posible que la isla de descomposición resulte en la liberación de cantidades de cadmio suficientes para provocar síntomas de intoxicación en plantas y, entonces, ser detectado.

Es lamentable que existan motivos pare desarrollar esta tecnología. Pero también me parece destacable que el estudio es propuesto desde la Universidad de Tennessee en Estados Unidos, para encontrar un solo cadáver en una isla de descomposición. Atroz es “tropicalizar” la narrativa del estudio, para un país como el nuestro, en donde tenemos la fosa clandestina más grande de Latinoamérica ubicada en Colinas de Santa Fe, en Veracruz, con 296 cráneos y 22 mil 500 restos óseos. ¿Sería suficientemente grande la señal obtenida en esta mega isla de descomposición para que se reconozca la verdad y la responsabilidad que tiene el estado?

*@chrisnatics

Google News