Dos hechos singulares, uno privado e internacional y el otro público y doméstico, marcaron la semana pasada la agenda del presidente Peña Nieto. Por un lado, el mandatario mexicano tuvo una llamada telefónica privada con su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado martes 20 de febrero, y después de 50 minutos, el tono “áspero” de la conversación hizo que se interrumpiera no solo esa llamada, sino también que se cancelara una visita de Peña a la Casa Blanca, la primera que realizaría y que estaba prevista para esta semana. Funcionarios estadounidenses y mexicanos, le dijeron al Washington Post que Trump “perdió el temperamento” cuando Peña insistió en que durante la visita el anfitrión desmintiera públicamente su afirmación de que “México pagará por el muro” que pretende construir en la frontera común.

Las propias fuentes estadounidenses del Post describieron a un Trump “exasperado y frustrado” por considerar “irracional” que Peña Nieto esperara que él se retractara de su promesa de campaña de forzar a México a pagar por el muro. Esa fue, según el influyente rotativo, la razón por la cual se suspendió abruptamente la que sería la primera visita del presidente mexicano a Washington durante la presidencia de Donald Trump y su primera recepción en la Casa Blanca, tal y como la había negociado durante las últimas semanas el canciller Luis Videgaray en sus múltiples reuniones privadas y casi secretas con funcionarios de Washington.

Hasta ahí todo bien para Peña y las reacciones en redes sociales avalaban y apoyaban la posición del presidente mexicano en la cancelación de la visita y la llamada sobre el tema del muro. Pero el sábado 24, en la ceremonia oficial del Día de la Bandera en Campo Marte, ante las élites militares del país, la bandera monumental fue izada al revés por los soldados. La imagen del escudo nacional de cabeza, mientras subía lentamente y con la marcha solemne de fondo, explotó en redes sociales con fotos y videos que mostraban la cara de extrañeza del presidente por el aparente error y descuido de los militares.

Todavía estaba fresca la imagen de hace un año, en la misma ceremonia oficial encabezada por Peña Nieto, cuando al izar la bandera monumental, ésta se atascó en una estructura metálica y se rasgó, ondeando rota en el mástil; ahora la situación bochornosa se prestó a múltiples versiones, análisis y especulaciones en medios y redes sociales, sino que la polémica creció por la “explicación” poco afortunada que el propio presidente dio del penoso incidente:

“Me han informado que ya la bandera monumental la han retirado porque fue mal colocada, fue mal izada, justamente al revés. Pero a final de cuentas, estamos hoy aquí en este espléndido escenario, con muchas banderas, en este símbolo que nos da sentido de identidad. Y no importa si están al revés o al derecho, hacia atrás o hacia adelante, la bandera es el símbolo que nos da sentido de identidad, de pertenencia, del orgullo de ser mexicanos”, dijo Peña en un intento de minimizar el error atribuible al personal militar encargado de preparar y realizar el izamiento.

El presidente parece ignorar que la Ley del Escudo, la Bandera y el Himno Nacional establecen normas estrictas para el uso adecuado de estos símbolos, que incluso su violación puede llevar penas y amonestaciones por la modificación de cualquiera de éstos. Lo más delicado fueron los análisis de varios medios que se preguntaron el significado de una bandera ondeando al revés y, de acuerdo a protocolos internacionales, eso significa desde la “rendición ante una fuerza extranjera”, hasta la señal de que una plaza o un país ha sido tomado y ya no es hostil para los invasores. Otras interpretaciones hablaban de una “solicitud de auxilio por amotinamiento, secuestro o, incluso en la época actual por terrorismo”.

¿Será todo esto una penosa anécdota más, de los muchos yerros y situaciones desafortunadas que pueblan este sexenio o habrá algún significado o trasfondo relacionado con alguna molestia en algún sector de las Fuerzas Armadas que tenga que ver, por ejemplo, con la tan impugnada y cuestionada Ley de Seguridad Interior que pende de un fallo de la Corte? Simple pregunta.

NOTAS INDISCRETAS…¿Por qué Ricardo Anaya no cumplió el ofrecimiento que hizo en redes sociales, donde dijo la semana pasada que “con muchísimo gusto acudo ante la autoridad que quieran y cuando quieran”? Ayer que se presentó voluntariamente en la PGR, el candidato presidencial se limitó a entregar un escrito donde pedía que le informaran si estaba siendo investigado, pero según el personal de la SEIDO, “se negó a declarar” a pesar de que le hicieron “reiteradas invitaciones” para que, aprovechando su visita, rindiera una declaración en el caso de lavado de dinero contra el empresario queretano, su amigo Manuel Barreiro ¿Pues no que muy salsa pues, le daría frío?...Los dados abren con Serpiente. Así pinta la Semana.

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