Un domingo cualquiera me levanto temprano con la emoción de alargar el último día de descanso del fin de semana y la certeza de que al día siguiente hay que continuar con la jornada del trabajo cotidiano. Mientras espero recibir en breve el ejemplar impreso de EL UNIVERSAL Querétaro, me aventuro en mi tableta electrónica a realizar un recorrido por la red y enterarme sobre lo que ocurre en mi ciudad, mi país y un poco más allá de sus fronteras. Sin embargo, regularmente los fines de semana uno tiene la oportunidad de descubrir y leer con más detenimiento una gran diversidad de artículos sobre tantos temas y actividades que les resulta de interés a diversas personas. Así, al hojear el papel o hacerlo digitalmente, uno se encuentra con asuntos de política, deportes, religión, causas, actividades, etcétera, donde queda manifiesto la emoción de la gente que sentimos y nos enteramos y si dicha emoción es tanta, entonces hablamos de sentir pasión por algo.

Se lee en el diccionario que la pasión es definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto; una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo y es aquello que logra establecer una gran afinidad por algo. Descubrimos que quien escribe o protagoniza una nota, muchas veces manifiesta pasiones que comparte con el lector a través de sus letras.

Nos vamos enterando de a poco, que son tantos y tantos los temas y asuntos que van capturando el interés del espectador, le van informando y actualizando de tal suerte, que al paso del tiempo y sin proponérselo, los gustos por determinados puntos se van decantando a tal grado que mucha gente se convierte en especialista y su pasión por algo, llega a resultar contagiosa y de pronóstico reservado. Conozco gente, algunos cercanos en mis afectos, que son verdaderamente apasionados en cuestiones como el balompié y dominan los nombres de equipos, jugadores y estadísticas de décadas enteras. O hay quienes veneran los automóviles de tal manera que incluso se toman fotografías junto a algún modelo fuera del alcance económico de la mayoría de gente y se apropian un poco del objeto. Los hay quienes encuentran en la producción de adrenalina un encanto singular y se emocionan mientras vuelan de cabeza hacia el suelo en caída libre. Otros disfrutan mientras más sudan ejercitándose. Muchos más, por contagio de temporada, se apasionan hablando de política, de candidatas y candidatos, inclusive rayando en el fanatismo, como si formaran parte de la porra de su equipo favorito en una final de campeonato mundial.

Las pasiones nos llevan muchas veces a exacerbar la emoción y entonces nos vamos a los extremos queriendo que prevalezca nuestro punto de vista, perdiendo la objetividad y dejando de ver el propósito final que asumo es, simplemente ser más felices y lograr una mayor calidad de vida en general. Es entonces que se rompen los equilibrios y comienzan las dificultades entre quienes se confrontan y sucede también que se llegan a quebrantar los vínculos y los afectos por la desmedida pasión que nos embarga. Ocurre que olvidamos que los demás tienen sus propias pasiones y que en realidad, por muy distintas que sean, al final del camino convergen en un fin común. Volviendo al ejemplo del deporte, pareciera que nos desgañitamos tan solo por un equipo y olvidamos que lo verdaderamente importante e interesante es el futbol, que precisamente es un juego de equipos.

Las pasiones son y serán siempre necesarias y convenientes. Pertenecen a la naturaleza misma de los seres humanos y sin lugar a dudas les permiten llegar a trascender la vida misma, para quedar en la memoria colectiva y ser recordados con reconocimiento y gratitud por muchos. Solamente quien lleva consigo la pasión por algo, tiene una de las mejores herramientas para vencer los tropiezos y los fracasos en el azar del tiempo. Pero resulta indispensable aprender de los demás para hacer más corto y claro el camino hacia el éxito. Ojalá que en esta temporada de pasiones, prevalezca una que se llama México y la compartamos contagiosamente la gran mayoría de quienes vivimos en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Twitter: @GerardoProal

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