Este sexenio pasará a la historia de México como uno de los más aciagos, tanto en términos de bienestar social como de crecimiento económico. Y eso sin considerar la también preocupante involución política que se está dando actualmente, mes tras mes, en nuestro país.

Durante el sexenio de Miguel de la Madrid, el ingreso promedio de los mexicanos fue de hecho mayor en 1982 que seis años después, en 1988. Más específicamente, si se estima a través del producto interno bruto per cápita el ingreso promedio anual que tenían los mexicanos en ese entonces, éste se redujo en un 12% a lo largo de esos seis años. Una reducción sexenal hasta entonces insólita que parecía que jamás volvería a repetirse.

Bueno, pues ya pronto se repetirá esa desgracia. En efecto, dadas las recesiones en los primeros dos años de esta administración y lo que se prevé que suceda en los próximos cuatro, el ingreso promedio anual que tenía un mexicano en 2018 se verá reducido, en términos reales, probablemente en el orden de 7% para fines del sexenio, en 2024.

Ni duda cabe que una buena parte de las penurias económicas por las que estamos pasando, y seguiremos pasando en el futuro cercano, no son solamente hechura de las políticas gubernamentales que se han implantado recientemente. Después de todo, la actual pandemia mundial será registrada en la historia de la humanidad como una de las mayores tragedias ocurridas en el siglo XXI. Pero de que los palos de ciego en materia económica que ha dado, muy frecuentemente, el gobierno federal también han contribuido a la debacle, eso tampoco nadie lo duda. El desempeño de la economía mexicana en este año, este aciago 2020, será seguramente peor que el de casi todas las economías de Sudamérica.

¿Qué nos espera a los mexicanos en los siguientes cuatro años, los que aún restan para poder concluir este complicado sexenio? Desde una perspectiva económica esta columna ha escrito, y seguirá escribiendo, mucho al respecto. Desde una perspectiva social, hay ya varios indicadores muy preocupantes. Por ejemplo, la situación de pobreza extrema en México se incrementó en lo que va del año en un 50%: de 22 millones de mexicanos que estaban en situación de pobreza extrema a principios del año, ya hay ahora 33 millones.

Pero en esta ocasión mejor concluimos comentando sobre un asunto menos sombrío: el actual circo político. A medida que crezcan las penurias de la población mexicana, seguramente será más y más elaborada la comedia diaria.

En sus más de 130 años de vida el Circo Atayde Hermanos, el de mayor tradición en México, solamente se aventuró a ampliar a tres pistas su espectáculo durante los últimos treinta años del siglo pasado. Aprendió finalmente la lección de que es muy difícil presentar tres actos circenses simultáneos y de gran calidad.

Aunque eso siempre ha sido pan comido para el actual gobierno. Al mismo tiempo puede hacerle manita de puerco a seis de los once ministros de la Suprema Corte para que hagan el ridículo, puede volver a reclamar al Papa porque no se digna a condenar la conquista española, ni siquiera por Twitter, y puede cambiar a su capricho la propia Constitución. Ya lo único que falta son las palomitas.

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