Muy buen día mis queridos lectores, como siempre es un gran placer leernos una vez más y, bueno, el día de hoy voy a contarles de una semana de locura pues llegaron de Colombia, precisamente de Bogotá, unos parceros que conocí en unos de los viajes realizados en  giras con bandas de rock, ambos son tatuadores de Arkham tattoo, uno de los mejores estudios de tatuajes de Bogotá,  y  vinieron con el fin de  hacer su trabajo en el Forcefest y Knotfest, cosa que no ocurrió pues todo mundo ya sabe lo que sucedió.

Volvamos a lo importante y fue realmente una aventura, ya que la pasamos increíble. ¿Les parece si les comienzo a platicar mi historia e iniciamos por presentarlos?  Andrés Castro, mejor conocido como El Andresito, un chico joven de 26 años con una sonrisa al más puro estilo adolescente, ya que sus dientes eran adornados por los clásicos brackets y unos lentes que resaltaban a lo lejos, amante del metal y los videojuegos. Por otro lado, el buen Tone, amo y señor del tatuaje tradicional, con una imagen al más puro estilo metalero, alto, espigado y padre de un hermoso niño de 6 años de edad, quien,  a palabras de él mismo, quiere que le tatúe un hombre lobo en la espalda, y sin más vámonos recio con todooooo lo que sucedió.

La llegada. Fue el martes  a la 1:00 de la  mañana  y bueno sin conocer México, El Andresito no cabía de felicidad,   Tone  estaba más relajado, pues era su segunda vez en tierras aztecas, arribaron y les pedimos un trasporte para que los trajeran a casa; seguimos su trayectoria, la cual fue afortunada pues no había tráfico y llegaron en breve. Estando juntos ya saben, los abrazos de bienvenida y de pronto que saca el regalo de Colombia: una botella de aguardiente que se fue entre tragos, cerveza y pláticas que acabaron a las 5 de la mañana, que fue cuando cada uno nos dirigimos a los aposentos a dormir.

La primera salida. Nos lanzamos al día siguiente a recorrer la poderosa ciudad para que conocieran y recordaran nuestro México, todo lo tradicional en lo que a una buena comilona: tacos, tortas, gorditas, salsas de verde, rojo, la que no pica, sí pica, además de risas y un mil de fotografías para la galería digital. Después nos movimos a una presentación de arte de unos vales, todo transitó muy bien hasta que llegó el momento de la reventada y llegamos a un bar gay muy popular, al que entramos decididos a pasarla muy bien, mucho baile otro mil de polas (cervezas en palabras colombianas); el Tone dio la nota pues conoció al amor en varias versiones, la bella, la romántica y una pequeña chica que lo acorraló en un rincón para preguntarle su nombre, pues acalorados por las polas lo único que buscamos fue el goce, sin lugar a dudas pasamos una semana loca, divertida y súper emocionante, llegó el día de la marcha de nuevo y de regresar a los orígenes, Colombia  y México, una gran familia. Se acabó la tinta y nos leemos la próxima semana.


@pollorockmusica

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