Parece que la tranquilidad del palacio de la Corregidora y los viajes al extranjero le han aburrido al gobernador Francisco Domínguez y por eso ha decidido aventurarse a salir a la calle para conocer las necesidades de sus gobernados.

O quizás en su lectura política, el gobernador al fin entendió que Morena le ha ido ganando terreno y que lo del pasado 1 de julio no fue mera casualidad y para prevenir un susto político para su partido en 2021 ha decido aventurarse a lo que mejor sabe hacer: mostrarse simpático con el elector, ser dicharachero, el ranchero amigable que cae bien a todos.

Así, animado por el fervor político de una campaña anticipada, Francisco Domínguez Servién, Pancho para los cuates, declaró animado: “No quiero ser un gobernador de escritorio. Por eso, desde hoy, la historia de Querétaro se va a construir en la calle”.

¿Qué quiso decir con esto? Para los movimientos sociales, como parte de su lucha, siempre ha sido fundamental lo que llaman “ganar la calle”, es decir, que el movimiento trascienda de las bases y llegue a un amplio espectro y que se vea reflejado en multitudinarias protestas. Pero eso es una práctica política fundamentalmente de izquierda. ¿Acaso el gobernador Francisco Domínguez piensa cambiar de espectro político? Esto es poco probable, así que busquemos la respuesta en otro lado.

A los panistas, acostumbrados a sus privilegios de clase, implica un gran esfuerzo salir de la comodidad de su élite y congraciarse con la masa de votantes. Por ello, en su actuar de gobierno para parecer que pueden convivir con el pópulo en igualdad de circunstancias, inventaron los días ciudadanos -martes o miércoles-, en donde el gobernante hace el enorme esfuerzo de sacar su escritorio a la calle y escuchar peticiones ciudadanas lejos del oropel de palacio. Eso es hasta lo que ahora han entendido como salir y gobernar desde la calle: sacar su escritorio a la calle.

Pero Domínguez va por más porque tiene en la mira, como ya dijimos, el 2021 y por ello decide ensuciarse sus finos zapatos y poner a sus empleados a que recorran las calles, en algo similar a lo que están haciendo funcionarios del gobierno federal. “Vamos a modernizar el modelo de atención ciudadana, vamos a empezar a trabajar con mas de 400 funcionarios públicos que van a ir calle por calle a conocer las necesidades de las familias y, en función de ello, generar programas y acciones de trabajo”, declaró. Todo esto suena excelente pero precisamente eso es lo que debió de haber hecho desde el primer día de su gobierno y no hasta que vio al gobierno federal hacerlo.

Y la calle no se lo perdonó. Francisco Domínguez no pasó la prueba este domingo al iniciar su programa de Gobernador en tu calle. Los habitantes le reclamaron en su cara lo que ha sido uno de sus grandes fracasos en el gobierno: el transporte público.

De acuerdo con versiones periodísticas, el gobernador fue abucheado por este tema e, incluso, fue retado a que él y sus funcionarios usen el transporte público, cosa que se antoja de verdad increíble.

Ya Maquiavelo hace 500 años había advertido a los gobernantes que deben de “evitar cualquier cosa que pueda provocar el odio y el desprecio” y según el propio pensador florentino, el odio nace cuando el gobernante usurpa los bienes de sus gobernados. En este caso, los queretanos se sienten agraviados por un mal servicio de transporte que no mejora y que recientemente acaba de aumentar de precio. Los ciudadanos se sienten lastimados en sus bolsillos y como ya lo había advertido el propio Maquiavelo, eso es algo que los seres humanos nunca perdonan: verse afectados en su patrimonio.

En El Príncipe, Maquiavelo concluye: Si el pueblo está en su contra y le odia, (el príncipe) debe temer a todos y a todo. Los Estados bien organizados y los príncipes sabios han procurado por todos los medios no llevar a la desesperación a los grandes y contentar al pueblo, ya que es una de las tareas más importantes de un príncipe.

Periodista y sociólogo. @viloja

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