¿Quién lee las críticas de cine?

Juan Manuel Badillo

Malaya sea mi suerte el día que se me ocurrió preguntar a ex alumnos, alumnos y contactos más jóvenes, que me dijeran qué sitios o blogs visitan cuando quieren leer una crítica de cine.

Encontré lo que no esperaba encontrar: que muchos de mis contactos, a quienes suponía selectos lectores no leen críticas de cine ni en Internet ni en papel, ni en nada.

Me cuentan que cuando se trata de una película mexicana muchos de ellos se prefieren orientar con lo que un conocido les diga sobre una película.

Lo peor fue la respuesta de uno de esos contactos que yo estimo: “No denigres, soy generación Millennial”.

Traducción: soy joven y tu eres viejo y yo me puedo permitir leer información basura y tu puedes perderte en el infinito de las letras.

Procuré preguntar a los chamacos que, se supone, son lectores, es decir que han tenido un libro en sus manos alguna vez en su vida.

Resulta entonces que en mi universo de poco más de cinco consultados Sopitas.com es una de las fuentes más citables en cuanto a cine se trata.

Que muchos de ellos acude al portar de la revista Cinepremier para saber sobre los estrenos de la semana.

Que más de dos prefieren ver un videoblog y/o escuchar comentarios de un comentarista de un podcast.

Que en el terreno del video comentario quien la rifa es Fernando Solórzano y que varios citan a René Franco, quien odia a los críticos de cine.

Los más atrevidos señalaron al profesor Jorge Ayala Blanco, hoy por hoy el crítico más citable pero menos leído.

Un número importante, es decir más de dos, prefieren no leer para que la opinión de quien se dice un especialista no los influye de manera negativa.

En realidad, la gran mayoría citó a los primeros portales que les vino a la cabeza para que los dejara en paz y algunos no contestaron por flojera.

Recordé entonces que en algún momento, en un tiempo no muy lejano en este país donde reina el taco al pastor no rifaba el Internet y el podcast era una palabra que se asociaba a un tipo raro de postre.

Que en ese reino far far away (para los estudiantes de escuela pública significa que está muy lejos y recóndito), en estas tierras salvajes, tipo The Revenant, se publicaron revistas y suplementes de periódicos con ensayos cinematográficos.

Que gente como Naief Yehya, que alguna vez hizo de crítico de cine y ahora la revisita de manera ocasional, se formó en el suplemento cultural Sábado del periódico El Uno Más Uno.

Que existió Nitrato de Plata, una bonita revista con título muy original, que encabezó José María Espinasa, dedicado hoy a la edición de libros.

Que la obra inconclusa del finado Gustavo García fue una revistad e unos cuantos números llamada Intolerancia.

Que Nelson Carro, ahora flamante director de programación de la Cineteca Nacional, dirigió Dicine, revista con sus portadas negras que circuló hasta que ya no pudo más.

Pocos recordarán que las revistas Cinepremier y Cinemanía aparecieron para respaldar la programación comercial de las dos cadenas de cines en México, Cinépolis y Cinemex. Que eran revistas para mirar grandes fotos y textos pequeños, como las revistas de encueradas.

Cualquier lector que presumía de ser serio no visitaba esas páginas por amor propio y por su poca trascendencia en sus escritos y sus interese abiertamente comerciales.

¿Qué nos pasó en el camino? ¿Cuándo perdimos tan feo la brújula en materia de lecturas de cine?

Cuando esas revistas de análisis desaparecieron y dejaron huérfanos de lectura a los nuevos cinéfilos, listos para caer en las manos de Sopitas.com y confundir lo grande con los grandioso. FIN

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