Lo que era una protesta pacífica terminó en un zafarrancho que, por la mala gestión política del gobierno encabezado por Mauricio Kuri, devino en una nueva crisis política en donde como recurso desesperado, la nomenklatura de su gobierno y el Partido Acción Nacional tuvieron que salir a respaldar a la secretaria de Gobierno Guadalupe Murguía.

Como bien lo advierte la Defensoría de los Derechos Humanos de Querétaro (DDHQ) en su pronunciamiento de este lunes respecto a las manifestaciones en torno a la temática del agua, el uso de la fuerza pública debe ser el último recurso.

Cito del comunicado: “La respuesta del Estado a través de la intervención de instituciones dotadas del uso legal de la fuerza pública debe ser la última opción, y debemos asumir que su intervención siempre significará, aun si la actuación de estas instituciones fuese legal y legítima, que el diálogo político no ha logrado sus objetivos para la construcción de acuerdos”.

Al final, la DDHQ se ofrece como interlocutor entre quienes cuestionan la llamada Ley de Aguas y las autoridades, situación que fue lo que primero debió hacer el gobierno de Kuri antes de usar la fuerza pública.

El gobernador tiene un grave problema: no sabe hacer comunicación política, por ello, lo que defiende como una ley virtuosa aprobada por los diputados panistas, no lo sabe transmitir un discurso que convenza a la ciudadanía ni, principalmente, a los detractores y solo atina a decir perlas declarativas como que “Dios da el agua, pero no la entuba”.

Pagar bots y saturar de anuncios no es hacer comunicación política, si no se tiene claro el mensaje, no se puede transmitir y menos convencer.

Gobernar es comunicar y Kuri no comunica bien. Y ante la falta de comunicación, viene el excesivo uso de la fuerza pública.

Por otra parte, flaco favor le hacen a la secretaria de Gobierno al querer adularla llamándole la Dama de Hierro, sobrenombre con el que fue conocida Margaret Thatcher, quien fue primera ministra del Reino Unido; lejos de ser un halago, ese sobrenombre ya cierra toda puerta de comunicación e interlocución porque basta recordar que el diálogo no fue una de las virtudes de Thatcher y, por el contrario, aún es recordada por la represión que hizo a obreros sindicalizados que se oponían a sus reformas privatizadoras.

No se necesita una falsa dama de hierro que maneje los hilos políticos del Estado, por el contrario, en estos momentos, se necesita privilegiar el diálogo. La política es el arte de convencer; usar la fuerza pública es el fracaso de la política.

Vienen más manifestaciones sobre el tema, esperemos que el gobierno haya aprendido la lección y que a los manifestantes que iban a protestar por el agua, no les den solo la fuerza pública del PAN.

Periodista y sociólogo. @viloja

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