Suele ocurrir que cada vez son más frecuentes nuevas noticias sobre amenazas y reacciones ante las acciones que llevan a cabo los gobiernos de los países que  son importantes actores y protagonistas en la película mundial y quienes, aún sin recuperarse de los múltiples impactos negativos que los años de pandemia han propiciado sobre aspectos vitales para los seres humanos y para sus estructuras sociales, siguen actuando más para privilegiar las diferencias y no las coincidencias. Pareciera que sembrar el miedo, la división y el encono son las mejores herramientas para conservar el poder.

Ilusamente llegamos a pensar que la propia pandemia traería consigo una enseñanza y un aprendizaje para replantear modelos de desarrollo en los que se pudiera combatir la desigualdad y propiciar más oportunidades de mejorar la calidad de vida de las personas y de sus familias ante la evidente fragilidad que nos expuso absolutamente a todos, pero los efectos de muchas decisiones han modificado esa realidad y las batallas de otra versión de la guerra se libran en el escenario de la economía  mundial y la interdependencia sobre recursos y productos, así como todo lo que hay atrás de los mismos en una larga cadena de suministros y cooperación.  Esa otra guerra va dejando en ruinas los espacios donde se establecían acuerdos y se compartían propósitos de mejores condiciones para comunidades enteras.

Me imagino, como lo aprecio en esta imagen que les comparto, que en realidad  estamos expuestos a esos otros cañones que están prestos a disparar la inflación, el desabasto, el desempleo, la violencia y muchos otros proyectiles cuyas esquirlas también llegan hasta este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

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