El optimismo lo define la Real Academia de la Lengua Española como la propensión de ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable.

Podemos mencionar que el optimismo es como una actitud positiva que impacta en nosotros como seres humanos en un aspecto emocional y humano generando con ello todas las medidas que se requieren para resolver las situaciones que se plantean en nuestra vida, caso contrario del optimismo viene siendo el pesimismo, estas actitudes se aprenden desde niños es de gran importancia recalcar que estos son elegibles, es decir, nosotros podemos elegir la actitud con la que afrontaremos los retos que se presentan en nuestras vidas.

El optimismo pega en nuestra vida de manera significativa nos ayuda en los aspectos personales, familiares, emocionales, trabajo en la salud una mente positiva nos hace sacar lo mejor de nosotros, de la misma manera el pesimismo es nocivo para todos los aspectos de la vida, produce  pesadez en nuestras acciones que realizamos,  hoy en día estamos llenos de malas noticias y estas influyen en nuestro diario vivir, debemos tener cuidado en lo que elegimos para leer y poner mucha atención en el impacto que produce en nuestras vidas, es decir, como lo tomamos de manera positiva o negativa.

El optimismo es bueno, se refleja en nuestras acciones, el pesimismo es malo e impacta de manera lacerante al individuo, debemos tener cuidado con el exceso de optimismo debido a que puede estancarnos es decir hacernos incurrir en el pensamiento mágico de que las cosas se van a resolver por sí mismas propiciar que optemos por la ingenuidad, o delegar en un Poder Superior la solución que no queremos o no sabemos tomar, por lo cual es negativo también.

Ser realistas en el optimismo nos ayuda a:

·                    Encarar la realidad con sus aspectos positivos y negativos.

·                    Ser objetivos.

·                    Analizar la situación desde diferentes puntos de vista.

·                    Localizar el origen, la causa del problema y los efectos que acarrea.

·                    Buscar opciones para resolverla.

·                    Aceptar que se tiene la capacidad para salir adelante.

·                    Facilitar el que enfrentemos la situación.

·                    Aceptar nuestra responsabilidad en la generación del problema y/o en su solución.

·                    Facilitar el que podamos encontrar aspectos positivos del momento, circunstancia, personas involucradas, etc.

·                    Pensar que el dolor y/o el problema son pasajeros.

·                    Encontrar el aprendizaje en la vivencia adversa.

Vale la pena hacer una reflexión sobre la manera en que enfrentamos las situaciones difíciles o dolorosas en nuestra vida, qué mecanismos de defensa utilizamos, y si sabemos ser objetivos,  realistas y OPTIMISTAS, o bien si nos conviene generar algunas modificaciones en nuestra forma de encarar la realidad.

¿Cuán optimista eres?

Reflexiona y actúa.

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