Ahora que estamos en tiempos mundialistas, y vemos ciertas conductas abusivas por parte de algunos jugadores de futbol, es común escuchar en México el uso de palabras coloquiales como “madruguete” o “agandalle”, haciendo referencia a que una persona o grupo hace algo de forma adelantada o abusiva, con el objeto de obtener una ventaja sobre su adversario. Regularmente, la conducta se comete fuera o en contra de las reglas, a espaldas del árbitro.

La intención es clara: aprovecharse de las circunstancias para ganar primero.

En materia electoral no estamos exentos de este tipo de conductas. Muchas y muchos tratan, por varias formas, de darle vuelta a la ley y obtener ventajas antes de que empiecen las campañas. El “acto anticipado” es una práctica recurrente que, desafortunadamente, ha costado mucho erradicar en nuestro país. Y es que en estos tiempos, en que los medios audiovisuales tienen fuerte influencia en el electorado, el primer requisito para ser competitivo es tener presencia mediática. “Que la gente te conozca y te ubique de forma natural”, dicen los asesores.

No obstante, ello no es justificación para que, en flagrante violación a la Ley, se ejecuten actos anticipados y fuera de los tiempos formales que marca la ley. Ni mucho menos para hacer uso de recursos o puestos públicos para obtener una posición ventajosa. Lo primero que demanda la carrera presidencial es suelo parejo; que todas y todos los que participarán tengan las mismas oportunidades.

Por ello, las acciones que en los últimos meses han realizado las autollamadas “corcholatas” del presidente López Obrador son reprobables, pues abiertamente y con total descaro han dado salidas en falso en la carrera presidencial.
Mediante anuncios espectaculares, eventos multitudinarios, viajes pagados con el erario público, uso indebido de su envestidura como servidores públicos y hasta pintas en bardas, se adelantaron a los tiempos y han tratado de posicionarse en el electorado de forma ventajosa y deshonesta.

En respuesta, y después de muchas denuncias ciudadanas, el Instituto Nacional Electoral impuso medidas cautelares para que se retire toda esta propaganda. La respuesta fue absurda por parte de algunas y algunos sancionados.

Desconocieron la autoría de las pintas (no obstante que tienen sus apellidos) y afirmaron que son actos “voluntarios” del pueblo. Que son parte de la libertad de expresión de la ciudadanía. Las críticas no se hicieron esperar en las redes sociales y más de uno salió “raspado” de tales afirmaciones.  Ahora, han emprendido una campaña de descalificación en contra de la autoridad electoral, argumentando que dichas medidas son una “revancha” por la reforma y que el INE es autoritario y atenta contra la democracia. Vaya ironía.

Me parece lamentable que, quienes siendo oposición criticaron el uso del poder y los recursos públicos con fines electorales, ahora pretendan hacer lo mismo sin recibir ninguna sanción. Eso no es viable en una democracia, donde existen reglas para la competencia y el uso de propaganda electoral. Como lo queramos ver, la realidad es que “las corcholatas” se adelantaron al destape y provocaron una salida en falso. Deben darle tiempo al tiempo y dejar que el proceso electoral comience en tiempo y forma.

Por lo pronto, a estos y otros personajes que quieran adelantarse, debemos decirles como ciudadanía, que no coman “ansias”, que ya habrá el momento de hacer campaña y de tener propaganda, que respeten la ley y que quienes tengan un cargo público cumplan con su responsabilidad. Ese debe ser su principal ejemplo.

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