Este miércoles 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y las calles de todo el mundo se pintarán de morado y verde.

No es un día en el que haya que felicitar a las mujeres por ser “el ser más bello del planeta” ni porque son muy fuertes o admirables; así que puede abortar la misión Piolín felicitando a su prima, novia o hermana. Y no se les felicita no porque no sean bellas, sino porque es un día de lucha histórica para ellas, para seguir alzando la voz contra la violencia que viven todos los días. Pero, ¿por qué alzan la voz? ¿por qué hay que marchar para ser vistas y escuchadas? Es 8M y ¿qué nos toca a nosotros?

Esta lucha es de ellas y solamente ellas, nosotros como hombres no tenemos lugar dentro de las protestas, las colectividades que alzan la voz y en el activismo. Pero sí tenemos un lugar para cuestionar el machismo y el papel histórico que jugamos en la violencia hacia la mujer. De acuerdo con información del Inegi, para el 2021 al menos  73% de las mujeres urbanas sufrieron algún tipo de violencia en razón de género. La inmensa mayoría se concentra en violencia sexual y psicológica, claro, ejercida en su mayoría por hombres.

Si nosotros no chantajeáramos, manipuláramos, violáramos e incluso asesináramos a nuestras amigas, compañeras, parejas, madres o hermanas, las mujeres no tendrían por qué protestar por derechos básicos, por una vida libre de violencia y por sobrevivir en vez de poder vivir.

Frenar el ciclo de la violencia empieza con nosotros. Empieza con menos “amiga date cuenta” y más “amigo, no violentes a las mujeres”. Parte de señalar al amigo acosador, rompiendo vínculos con el abusador, frenando la cadena de la filtración de contenido íntimo digital, rechazando comentarios misóginos de nuestro propio círculo cercano, dejando de decir “seguro es vieja” cuando vamos manejando, dejando de minimizar e invalidar sentimientos de nuestras parejas o parando de decir que “seguro está en esos días”.

¿Cómo es posible que todas las mujeres conozcan a una compañera, amiga o familiar que ha sufrido violencia o abuso pero nadie denuncia al agresor? No nada más es tiempo de las mujeres, sino tiempo de que los hombres rompamos los pactos patriarcales, nos hagamos responsables de nuestras violencias, de nuestro machismo y dejemos de inculcarlo en las generaciones que vienen. Es momento de dejar de “ayudarle a la esposa” y hacernos conscientes de las tareas del hogar, de la crianza de nuestros hijos e hijas, y jactarnos de no ser acosadores, violadores o abusadores. No tiene ningún valor agregado, es decencia común que debería existir en todos y cada uno de nosotros.

¿Es tiempo de las mujeres? Sí. Pero también es tiempo de que tomemos responsabilidad, no podemos seguir viviendo en un país donde asesinan a 11 mujeres diario. Es momento de cambiar el paradigma, de cambiar nuestra forma de relacionarnos y de demandar a las instituciones que hagan su trabajo, a no mirar a otro lado. Es momento de romper el pacto y hacer lo que nos toca a nosotros los hombres. ¿Ya empezaron a cuestionarse?

Google News