Hace unos días leí la historia de Paola, una persona de 12 años que ha tenido que recurrir a múltiples procesos jurídicos, ha enfrentado a comités escolares y ha sido expuesta en juntas de padres de familia, por exigir su derecho de asistir a la secundaria en pantalón.

Paola acudió vestida con el uniforme que tradicionalmente usan los niños, a su primer día de clases en su nueva escuela, en enero de este año, sin embargo no le permitieron entrar. Al otro día, su mamá presentó los documentos necesarios para terminar el trámite de inscripción, pero la directora del plantel se negó a  firmarlos, bajo el argumento de que para hacerlo y permitir a Paola el uso del pantalón, tendría que ser aprobada, tanto la inscripción como la vestimenta, por el consejo técnico y el comité de la escuela.

La madre de Paola recurrió a la supervisión escolar, sin embargo, la profesora, con el apoyo de algunos padres de familia y docentes insistió en impedirle la entrada a la alumna, argumentando que “las escuelas primarias, secundarias y jardín de niños son de nivel básico, donde les enseñan principios y valores”, por eso Paola podría incorporarse a clases cuando utilizara el uniforme “correcto”.

A ninguna niña, niño o adolescente, se le puede impedir o limitar el derecho humano a la educación por "no utilizar el uniforme" que hace muchos años, alguien decidió, es "el adecuado". Esto atenta contra su dignidad y su libertad.

Una niña que decide vestir de pantalón (como hacemos la mayoría de las mujeres) debe poder hacerlo en todos los espacios en los que se desenvuelve, incluida, por supuesto, la escuela.

Imponer a las niñas el uso obligatorio de una falda, limita su derecho al libre desarrollo de la personalidad y a decidir sobre sus cuerpos, derechos que si bien van creciendo con el tiempo, son suyos desde el momento de nacer.

Los uniformes escolares que se utilizan en la gran mayoría de las escuelas de México, no se determinaron por sus fines pedagógicos, sino desde concepciones estereotipadas de lo que "debe ser" un niño y lo que "debe ser" una niña.

Quienes se oponen a actualizar los uniformes y adecuarlos a la realidad del siglo XXI, no toman en cuenta el interés superior de las niñas, niños y adolescentes y siguen tratándoles como seres sin voluntad y poder de decisión, sometidos por sus padres y madres. En el caso de Paola, unos de sus profesores dijo: “Los hijos tiene que hacer lo que los padres digan y mientras los hijos tuvieran menos de 18 años ellos se tenían que acatar a lo que el padre decía.” Esto habla mucho y mal de la poca formación en derechos humanos de quienes están a cargo de la educación de la mayoría de los niños, niñas y jóvenes de México.

Hace muchos años que esto debió haber cambiado, sin embargo hay una resistencia absurda por parte de las autoridades educativas a comprender que los niños y las niñas tienen el derecho a decidir cosas tan básicas como qué les resulta más cómodo.

Titular de Aliadas Incidencia 
Estratégica e integrante de la 
Red Nacional de Alertistas. 
Twitter: @mcruzocampo 
FB: maricruz.ocampo

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