Hay dos cosas, entre muchas, que quienes residen en Querétaro, suelen sentirse orgullosos: el crecimiento económico y su seguridad. De hecho, cada campaña electoral esos dos suelen ser los temas centrales, dejando de lado algunos otros problemas.

Por ejemplo, víctima de su propio desarrollo económico, Querétaro padece problemas producto de su desarrollo urbano desmedido, entre los cuales podemos incluir el pésimo transporte público, pesado tráfico, burbuja inmobiliaria, entre otras.

Sin embargo, hasta ahora, la seguridad en el estado es emblemática, sobre todo comparándose con los vecinos estados, principalmente Guanajuato. Sin embargo, algo se rompió este fin de semana en la percepción de seguridad en Querétaro.

Igual que en el caso de lo económico, en materia de seguridad se tienen sus bemoles pero que se ven opacados, o intentan opacarlo, en el discurso ante el triunfalismo del que aquí no pasa, o pasaba nada. Entre los indicadores que sí pasa algo están las cifras de que el estado está en primer lugar en materia de violencia de género.

Otro indicador fue la violencia en el Estadio Corregidora el pasado 5 de marzo. Aunque se intentó minimizar por parte de las autoridades, ya nos decía que algo no anda bien en materia de prevención en seguridad. Pese a todo, el discurso triunfalista se ha mantenido.

En esa línea discursiva, se fue acostumbrando a la opinión pública a los operativos para “proteger los límites” estatales de la violencia que azota a los municipios de estados colindantes. Nada parecía quebrantar la paz queretana hasta ahora que la violencia ha comenzado a rebasar esas zonas de “frontera” y se han comenzado a instalar en el corazón del estado.

Primero, tres mujeres fueron asesinadas en un fraccionamiento colindante con Querétaro y Apaseo el Alto, cuyas imágenes circulan por la red. Pero no quedó en hecho aislado ni se limitó al otro lado de Querétaro.

Las fronteras son porosas y este domingo  aparecieron unas presuntas narco mantas de un grupo del crimen organizado en comunidades del municipio queretano de Pedro Escobedo.

También, este lunes por la madrugada se perpetró un ataque a un módulo de Seguridad Pública en Cerrito Colorado, en la capital del estado. De acuerdo con fuentes oficiales, dos individuos realizaron disparos y utilizaron un aparato explosivo contra las instalaciones.

Después, aparecieron hieleras con mensajes y restos orgánicos, aunque ya las autoridades aclararon que no son humanos. A esto, hay que sumarle un auto calcinado en la capital.

Es indudable que algo está pasando, que no son hechos aislados ni que todo es culpa de los foráneos o que sucede más allá de los límites del estado de Querétaro. La isla queretana ya empieza a dar muestras que es parte del mar de violencia que hunde a México y que el gobierno federal ha sido incapaz de frenar. Es momento del gobierno estatal.

Periodista y sociólogo. @viloja

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