Los neoliberales ya nos habían agarrado de sus puerquitos. Si subía el precio internacional del petróleo, con esa justificación, nos aumentaban el precio de las gasolinas y del diésel. Pero si bajaba, con ese mismo pretexto nos aumentaban esos mismos precios. Muy al contrario de lo que sucede y ha sucedido en EU, por poner un ejemplo, en donde, el precio de las gasolinas y del diésel oscila siguiendo el precio internacional del petróleo. Lo que nunca sucedió en el mundo kafkiano de los neoliberales mexicanos, en donde se usaron dos pretextos totalmente contradictorios para tomar la misma medida: el aumento constante y permanente de los precios de las gasolinas y del diésel.

Por otra parte, la fluctuación de esos precios con respecto al precio internacional del petróleo tiene sentido para países importadores de petróleo, pues al aumentar el costo de la materia prima, es lógico que aumente el precio de sus derivados. Pero este nunca fue el caso de México. No sólo no hemos sido importadores de petróleo, sino que, por el contrario, hemos sido y seguimos siendo un país que exporta petróleo, por lo que el pretexto de su precio internacional, para aumentar el precio de las gasolinas y del diésel, no se sostiene bajo ningún aspecto.

En el sexenio del panista, Felipe Calderón, se llegó al extremo de aumentar sí o sí, el precio de las gasolinas y del diésel cada primero de mes, independientemente de lo que sucediera con el precio internacional del petróleo.

No se nos debe olvidar que al inicio del sexenio de Calderón un litro de gasolina magna costaba 6.74 pesos, mientras que al final del sexenio costaba ya 10.81, un aumento de 4.07 pesos, equivalente a un aumento del 60 por ciento. Al final del sexenio de Peña Nieto ese litro costaba ya 20.02 pesos, otro aumento de 9.21 en un sexenio, equivalente al 85 por ciento. En sólo dos sexenios, dicha gasolina pasó de 6.74 a 20.02, un aumento de 13.28 pesos, equivalente a casi el 200 por ciento.

Si los neoliberales no hubieran sido detenidos por la insurgencia ciudadana del 2018, con esa tendencia, hoy en día, a cuatro años de iniciado el nuevo gobierno, y con la tendencia del gobierno de Peña Nieto, la gasolina magna estaría costando, en enero de 2023, unos 31 pesos y al final de este sexenio unos 40 pesos. Con todo lo que eso implica en términos inflacionarios. Lo mismo sucedió con el diésel, que pasó de costar 5.60 pesos el litro, en 2006, a 20.73 pesos a finales de 2018, casi cuatro veces más caro.

Hoy, al mantener los precios constantes de dichos combustibles, el gobierno de la 4T exhibe las falacias de los neoliberales al respecto, que no se nos olvide.

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