La Universidad Autónoma de Querétaro es el corazón político de nuestra entidad, en sus aulas se han formado generaciones de estudiantes que al graduarse se convierten en parte fundamental de la vida pública del estado. Las y los docentes de la máxima casa de estudios encuentran en la institución un espacio de aprendizaje, desarrollo y de posicionamiento público, no es coincidencia que de la UAQ sean egresados funcionarios y representantes populares que definen el rumbo de Querétaro. Ser maestro o maestra universitaria es un honor y privilegio para aquellos y aquellas que tienen la fortuna de pararse frente a grupo, compartir su conocimiento y aprender del alumnado que indiscutiblemente es el alma de la universidad; por ello es que el periodo electoral que se avecina en nuestra Alma Mater es de interés público, la presentación del informe pasado de la administración central y la huelga recientemente conjurada marcan el inicio no oficial rumbo a la elección de Rectoría que se realizará entre octubre y noviembre del presente año.

Ante esta coyuntura electoral, la piezas en el ajedrez universitario se mueven cada vez con mayor velocidad, los cálculos de las y los interesados empiezan a socializarse entre sus simpatizantes y la presencia pública de varios directores y directoras aumentan de manera notable, inclusive se nota la “mano” de profesionales de la fotografía y del manejo de redes sociales en los perfiles de aquellos o aquellas que sueñan con encabezar la administración central de la universidad más importante del estado. La realidad es que el sistema de elección de rector, es ejemplar en todos los sentidos, sin duda la UAQ es un modelo de democracia para otras casas de estudio que reducen sus decisiones a juntas de gobierno u órganos colegiados que poco representan la voluntad de su comunidad.

Pero no todo es miel sobre hojuelas, la intromisión por parte de actores ajenos a la universidad es algo innegable y probable, basta recordar la elección de hace seis años, donde buscaron desmantelar el sindicato de académicos con la complicidad del entonces secretario del Trabajo, colapsar la vida académica de la UAQ con una huelga que claramente se veía motivada por los intereses de quien ocupaba la Casa de la Corregidora, que aunque siempre presumía su origen  universitario, su paso por las aulas estuvo lejos de caracterizarse por contribuir a la verdad y al honor, sin dejar de lado que el día de la elección decisiva hicieron un teatro mediático para desalentar la participación de las y los universitarios. 
Ante la posibilidad de que se repita este escenario, es importante que la comunidad entienda la importancia de defender la autonomía y ponderar en todo momento que las decisiones de la universidad se toman entre universitarios y universitarias, vaya momentos que nos esperan al interior de la institución más importante de Querétaro, así que tengamos los ojos bien abiertos, porque en las próximas fechas lograremos ubicar quiénes tienen posibilidades reales en esta sucesión rectoral cuyo pronóstico es reservado.

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