La Constitución Mexicana es una de las más longevas del mundo, lo que demuestra la madurez que hemos alcanzado como país y la estabilidad del sistema jurídico que hemos forjado a lo largo de estos 106 años. En ella se establecen nuestros derechos como ciudadanos, se organizan las instituciones de la democracia y se distribuyen las facultades que tiene cada uno de los niveles de gobierno.

En la Constitución toma forma nuestro estado de derecho, que es el orden jurídico desde donde podemos organizarnos como nación y desde donde el imperio de la ley sirve para darnos paz y estabilidad.

La Constitución es también el documento base en donde están plasmados los anhelos y la forma de vida que queremos establecer como sociedad y es el sostén de nuestro Estado. En ella se consolida gran parte de nuestra identidad colectiva.

Este documento, que da origen y forma a nuestra nación, es la principal herramienta para resolver de manera pacífica aquellos conflictos y diferencias que son inherentes a cualquier sociedad, viva y cambiante. Por ello, este ordenamiento también va evolucionando a la par de nuestra comunidad. La Constitución es un ente vivo.

Generaciones de mexicanos han luchado para alcanzar la convivencia que nosotros entendemos hoy por normal. Pero esta “normalidad” es fruto de luchas, de pacificaciones y de grandes esfuerzos de nuestro pueblo. La madurez que hemos alcanzado como nación, la estabilidad y este gran orden constitucional, se pueden ver seriamente afectados si no vigilamos el estricto apego a nuestro Estado de Derecho. Es decir que la Constitución está ahí para ser cumplida, respetada y protegida.

En la Constitución se establece el imperio de la ley para protegernos a todos contra la arbitrariedad de los gobiernos, nos proporciona seguridad jurídica; que es la base para darnos las reglas que a su vez dan vida a nuestra democracia, como forma de vida en donde todos los ciudadanos nos sabemos protegidos y tratados iguales por la autoridad.

México necesita el respeto al Estado de Derecho como principio rector de nuestra convivencia nacional. Todas las libertades y todos los derechos dependen de esto como caldo de cultivo para la concordia nacional, para el crecimiento económico y cultural y para la construcción de la paz.

Las normas jurídicas que aplican para todos los ciudadanos nos garantizan orden, desarrollo y progreso. Cuando esto no se da, volvemos un paso atrás en nuestra evolución como país, damos un paso atrás en el respeto a la dignidad humana para volver al caos donde no es posible el desarrollo y caemos en la anarquía donde se rompen las reglas de la convivencia en libertad.

Hoy y siempre, las y los ciudadanos tenemos que estar atentos para no permitir que se trastoque el orden constitucional, porque en ese caso quedaríamos desprotegidos y sin canales para solucionar nuestros problemas de manera pacífica.

A todos los mexicanos nos toca proteger y cuidar del orden constitucional, que es sinónimo de proteger nuestro desarrollo, nuestro bienestar y nuestras libertades. Debemos seguir luchando, seguir avanzando y seguir trabajando para que su implementación sea definitiva por el bien de todos. Porque la mejor forma de celebrar a la Constitución es cumpliéndola y haciéndola cumplir.

Google News