El 2024 será importantísimo para Norteamérica. En junio y noviembre se celebrarán dos elecciones presidenciales: de México y de Estados Unidos de América (EUA). Si bien, sólo dos gobiernos tendrán comicios, sus resultados impactarán en los tres estados que conforman esta región de América. ¿Cuál es el actual panorama?

Resulta importante hablar del tema, puesto que, además de ser eventos trascendentales para ambos países, hay que puntualizar que los vencedores tendrán que continuar una relación bilateral que data de dos siglos y que se trata de una de las más importantes del mundo. El inicio de ambos gobiernos sería cercano uno del otro en cuestión de tiempos, por lo que ayudaría a avanzar de manera simultánea en las agendas de la Ciudad de México y Washington para la relación común.

Ahora, en torno a los candidatos posibles en ambos lados, todavía no se han descifrado de manera completa, pero hay información que apunta a candidaturas sólidas en la actualidad. En el caso de México, la principal contienda que se libra hoy en día es la del partido oficialista. Al inicio de la administración de Andrés Manuel López Obrador había varios políticos que se percibía que podrían contender en las elecciones presidenciales, pero hoy en día la competición está entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.

La segunda competencia se centra en la oposición política. La alianza “Va por México”, formada en 2020, agrupa a tres partidos que han sido poco a poco desplazados por Morena en los últimos años. Si bien ya se anunció que la candidatura presidencial de la coalición tendrá este apoyo tripartita, eso no asegura que pueda vencer a Sheinbaum o a Ebrard, o, en su defecto, a alguna otra candidatura morenista.

En el caso de EUA, hace un par de semanas, Joe Biden anunció que contendería por un segundo periodo presidencial, reduciendo en gran medida la posibilidad de que alguien más abandere la causa del partido demócrata y poniendo fin a la especulación de años atrás que dictaba que por su avanzada edad, no contendería por otros cuatro años. Sin embargo, en el otro bando político, el republicano, la elección está todavía dividida.

A pesar de los años, las demandas, las investigaciones y los juicios, Donald Trump sigue siendo una figura fuerte en el electorado estadounidense. Por ende, aunque el partido del elefante prefiera no apoyarlo para la candidatura por diversas razones, entre ellas la búsqueda de varios líderes republicanos por contender por la presidencia y la imagen negativa que su caótica administración ha dejado al país dentro y fuera, el exmandatario ha probado resistir cualquier embestida, manteniendo un nivel de popularidad similar al del actual presidente.

Las carreras presidenciales en ambos lados del Río Bravo siguen su curso con sus respectivas dinámicas. A pesar de los colores políticos, quienes ganen tendrán una misión trascendental. Además de gobernar adecuadamente para sus respectivas poblaciones, la meta en conjunto es mejorar la relación bilateral.

Google News