Observar la Tierra desde el espacio ha sido una de las principales aplicaciones que se les ha dado a los satélites artificiales. Estos artefactos llevan a bordo electrónica, lentes, sensores, etc. que, en su conjunto, recolectan la radiación presente principalmente en el visible para obtener fotografías, etc. 

En la actualidad, existen diversos satélites que cumplen con distintos usos en la observación de la Tierra, por ejemplo, SPOT se dedica al estudio de la geología, deforestación y la agricultura; mientras que LandSat está destinado a recolectar información geográfica. Existen muchos otros satélites como GeoEye, Jason-2, GOES, etc., los cuales también llevan la encomienda de fotografiar la Tierra desde el espacio, entre otras funciones. 

El año pasado se coloco en órbita el satélite Sentinel-1ª, el cual es un satélite de observación de la Tierra construido por la empresa Thales Alenia Space para la Agencia Espacial Europea (ESA). El satélite lleva a bordo un radar de apertura sintética en la frecuencia 5.405 GHz de 12 metros de longitud fabricado por Airbus Defence and Space para obtener imágenes de la Tierra bajo cualquier condición meteorológica. 

México hace uso de la información de dichos satélites, lo que seguramente tiene un alto costo para el país, la estación Receptora de Información Satelital (ERIS) tiene capacidad para recibir imágenes de esta naturaleza, desafortunadamente los sensores de a bordo de los satélites mencionados son de países extranjeros como U.S.A., Rusia, Israel e Italia. Ante este panorama, la Unidad de Alta Tecnología (UAT) de la Facultad de Ingeniería de la UNAM en el estado de Querétaro está trabajando en el desarrollo de plataformas satelitales de bajo coste, los cuales llevan a bordo instrumentación desarrollada por ingenieros mexicanos acorde a las necesidades de nuestro país en cuanto a la observación de la Tierra. 

El 28 de noviembre de 2015, los investigadores de dicha institución llevaron a cabo las pruebas de dos cámaras de baja resolución (una en el visible y otra en el infrarrojo) en un vuelo estratosférico obteniendo excelentes imágenes de la curvatura de la Tierra, lo que nos abre una vez más la esperanza y la oportunidad de soñar en observar la Tierra desde el espacio para diferentes usos empleando ingeniería mexicana.

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