Una regulación deficiente y el abuso en el consumo de drogas legales, particularmente los opioides, impulsado por empresas legalmente establecidas, al día en lo que se refiere al pago de impuestos y basadas en supuestos estudios científicos patrocinados por ellas mismas, han venido provocando una enorme cantidad de muertos (175 todos los días, incluyendo los domingos).

Se estima que tan sólo en 2016 murieron 64 mil norteamericanos por sobredosis de opioides. 25/30 mil de ellos consumieron en exceso opioides legales en forma de medicamentos. El resto, 35/40 mil, por el consumo de opioides ilegales como la heroína y otras drogas sintéticas como el fentanilo. Dicha cantidad supera todos los récords incluido el de 58 mil muertos de la guerra de Vietnam.

Es crucial tener presente que muchas de las personas que murieron por consumir drogas, cerca del 50%, generaron su adicción al consumir medicamentos contra el dolor inclusive recetados por médicos. Durante el siglo pasado los médicos solían recetar medicamentos elaborados a partir del opio (morfina) para paliar grandes dolores provocados por accidentes graves o por enfermedades muy dolorosas como el cáncer en sus últimas etapas. Sin embargo y a partir de la década de los 90, algunas de las grandes empresas farmacéuticas empezaron a promover activamente la utilización de medicamentos elaborados a partir de opioides para paliar o eliminar el dolor provocado por accidentes y lesiones menores (inclusive hubo médicos que gozaron de viajes y otros premios por recetar dichos medicamentos), esto basado en supuestos estudios patrocinados por la misma industria farmacéutica. El resultado fue que el “uso medicinal” de los opioides generó adicciones severas que en muchos casos llevo al consumo excesivo de dichos medicamentos, provocando sobredosis que llevaron a la muerte a muchos miles de pacientes adictos. Y a esta situación de adicción a opioides (medicamentos) se le sumó un incremento en el precio de los mismos, lo que finalmente llevó al paciente adicto a consumir opioides ilegales pero más baratos. Llevándolos a la muerte (véase, “Dossier. Opioides, el nuevo enemigo de EU”, EL UNIVERSAL, 19/11/17).

La muy triste experiencia norteamericana nos tiene que hacer reflexionar seriamente sobre la pertinencia de la legalización de las drogas en México y particularmente sobre la legalización de la marihuana. Es importante tener presente que hoy de cada seis consumidores de marihuana cinco consumen (tarde o temprano) una segunda droga ilegal y cuatro una tercera. En la práctica, en la calle, en el día a día está demostrado que la marihuana funge como “la droga de entrada”, por lo tanto abrir el consumo de la hierba es abrir el consumo a otras drogas, aun cuando no lo podamos sostener —todavía— de manera científica (hoy sólo tenemos indicios como lo es el principio de la tolerancia y desde luego lo que si ocurre en la realidad).

Dice el refrán que “nadie experimenta en cabeza ajena”, por ello ojalá nuestras autoridades y nuestros representantes populares (senadores y diputados), pero sobre todo las y los futuros candidatos en la elección 2018, sean extremadamente cautos y sumamente responsables y no impulsen o propongan la legalización de la marihuana con tal de “quedar bien con una parte del electorado” y ganarse sus votos. Ojalá si tomen en cuenta la experiencia presentada líneas arriba porque los consecuencias serán terribles. Ojalá tengan presente que equivocarse una vez se puede considerar un error pero hacerlo dos veces ya no, a eso se le llama de otra manera...

Fuente de los Deseos. Ojalá los votantes rechacemos categóricamente a todas y todos aquellos candidatos que propongan la legalización de las drogas, de cualquiera de ellas. Hoy las drogas legales ya provocan o adelantan una de cada cinco muertes en el país, para que incrementar su número.

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