Hay actividades que realizamos una y otra vez, las que a fuerza de hacerlas nos convierten en habitantes del barrio de las costumbres. Hablo de aquellas que son agradablemente positivas y que al realizarlas sistemáticamente, suelen llegar a ser un buen hábito sin habérnoslo propuesto en algún momento determinado. Una de ellas, que disfruto en especial, tiene que ver con leer algunas notas de periódicos editados en otros lugares de este planeta, pero curiosamente los leo solamente los fines de semana muy temprano, tanto sábado como domingo y ello me permite ampliar un poco más el panorama de un mundo inmerso en una interminable cadena de acontecimientos y de circunstancias que van dándole matices a la actualidad. Lo relativo al entorno local y nacional, de una u otra manera lo vamos viendo a lo largo y ancho de la semana entera.

Al enterarse un poco más de lo que ocurre en el ámbito internacional, modifica la percepción y permite intentar entender con mayor objetividad todo aquello que repercute en temas como la economía, migración, calentamiento global, conservación, etcétera, pero ocurre que también surgen más dudas que respuestas y ello nos obliga a buscar un poco más de información sobre algunos temas en particular. Uno de los que considero más importantes y trascendentes en este momento, tiene que ver con lo que está ocurriendo con la economía mundial e inevitablemente relacionado con nuestra economía nacional y local.

Parto de la premisa de reconocer que el modelo financiero a nivel mundial, después de una década de haber sufrido una de las crisis más severas, no ha logrado transitar para bien un proceso completo de recuperación que obligó a muchos gobiernos en otro tanto de países, a enfrentar con recursos públicos programas de rescate. Aunado a ello, también muchos de esos gobiernos sufrieron sus propias crisis donde la gente dejó de creer en los políticos y en la manera de hacer política, lo que consecuentemente abrió oportunidades a personajes y liderazgos diferentes.

Pareciera que las ideologías sufrieron de la alternancia y hoy vemos estilos de gobernar que han roto muchos paradigmas.

No olvidemos que la tecnología de la comunicación hizo lo suyo y, de alguna manera, tuvo un efecto catalizador en múltiples manifestaciones sociales. Sin embargo, hoy el reto de las economías de derecha, izquierda, centro, y otras inclinaciones entre las mismas, es dar respuesta a la generación y redistribución de la riqueza. No parece verse en el horizonte una opción clara que garantice resolver o evitar que en un futuro lleguemos a enfrentar nuevamente una crisis global.

En una visión estrictamente personal, se me hace impensable, dejar de generar o dejar de redistribuir  la riqueza sin responsabilidad y corresponsabilidad aquí y en el resto del mundo. Para un país como el nuestro, es muy importante tener mayor certidumbre y confianza, también lo es fortalecer la creación de oportunidades para quienes menos tienen, pero que asuman trabajos si están en edad y capacidad laboral y que no únicamente dependan de la ayuda pública o privada. No olvidemos que no estamos ajenos a esa realidad global que hoy se presenta con ciertos nubarrones a la distancia, y no sabemos la dirección ni velocidad del viento. Ojalá nos preparemos mejor para evitar o enfrentar tormentas, ya que también hemos vivido fuertes lluvias en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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