Para la gran mayoría de las personas en el mundo entero, lo que conocimos como “normalidad” hasta el año pasado, ha quedado en un recuerdo.

Por más  que pretendamos volver a la misma, es algo que por un tiempo no podremos recobrar ni regresar a ella. Las circunstancias de la pandemia que aún vivimos, han modificado nuestra cotidianidad y  seguramente vivimos irremediablemente con nostalgia de la misma. Tan solo podemos observarla a la distancia, que cada día se va haciendo mayor y nuestra percepción de la vida ha dado vuelcos importantes. Ha sido un tiempo de dolorosas pérdidas y de un futuro que sigue antojándose incierto.

Para otros, el aprendizaje ha sido importante y valioso, de tal suerte que poco a poco  se va aprendiendo a sortear esta contingencia de la que probablemente salgamos fortalecidos, aunque solamente el tiempo y la actitud que debemos asumir es la de intentar comprender esas nuevas maneras de hacer mucho de lo que realizábamos de otras muy distintas maneras y hacerle frente con las nuevas herramientas que la propia vida nos va poniendo en suerte un día con otro.

Sin embargo, nos resulta muy difícil hacer a un lado esa nostalgia que eventualmente nos abraza sin la sana distancia que debemos guardar como nueva condición hasta que se logre superar y podamos aprender las que como comunidad necesitamos hacer nuestras para continuar adelante y encontrar soluciones a nuestros respectivos problemas. Ocurre como en esta fotografía de un galeón que desde una ventana en alguna ciudad del mundo, toma baños de sol con evidente nostalgia de mar, añorando aquel donde pueda navegar y dar rienda suelta a sus sueños.

Ojalá y pronto podamos dejar la relativa seguridad de la ventana y embarcarnos de nuevo con mayor certeza y esperanza, pero sobre todo buscar aquel océano de oportunidades para que se pueda mejorar la calidad de vida que como humanidad es indispensable para un futuro más prometedor en la vida cotidiana, incluyendo este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

*Twitter: @GerardoProal

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