La demoledora premonición atribuida a un alto ejecutivo de uno de los dos principales bancos de México sobre los perfiles y los proyectos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia económica está convirtiéndose en realidad a 44 días del inicio de la nueva administración.

En noviembre pasado circuló un audio el que el ex subsecretario de Hacienda y ex jefe del Servicio de Administración Tributaria, Tomás Ruiz, relata a una persona una conversación que tuvo con el máximo ejecutivo de un grupo financiero: “Me dijo, literalmente, Tomás, son horribles, no tienen idea de dónde apretar el botón para despegar. No saben por dónde empezar (…) no tienen la menor idea de qué hacer”.

El mal presagio lo confirmaron la semana pasada algunos de los analistas e inversionistas que atendieron una reunión en Nueva York convocada por directivos de Pemex para presentar el panorama de la empresa.
El cotitular de inversión del fondo Stone Harbor Investment Partners, Jim Craige, que posee bonos de deuda de Pemex, soltó una frase lapidaria al salir de la reunión: "El director financiero (de Petróleos Mexicanos) no mostró entendimiento de la compañía y no impresionó para nada. Es problema de AMLO porque él lo eligió. Tiene que irse".

El director de Finanzas de Pemex es Alberto Velázquez García, un conocido del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien también acudió a la reunión con inversionistas en su calidad de consejero de la empresa petrolera. Velázquez García es economista por la Universidad Autónoma de Puebla y maestro en Economía por el Colegio de México. La mayor parte de su actividad profesional ha sido en la academia, como profesor de la UNAM y el Tec de Monterrey. Fue subtesorero de Administración Tributaria y de Política Fiscal en la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal, durante la gestión de AMLO.

Su inexperiencia en el sector energético y financiero se reflejó ante los inversionistas de Wall Street, quienes se mostraron “bastante decepcionados por la falta de una estrategia cohesionada y comunicación coordinada entre Pemex y el gobierno, a lo que se suma una aparente desconexión con la percepción del mercado", dijeron analistas de Jefferies, según Bloomberg.

Ignoro cuántas veces Carlos Urzúa, Arturo Herrera (subsecretario de Hacienda) y Alberto Velázquez se han parado frente a los ‘tiburones’ de los grandes fondos de capitales o frente a los analistas de las calificadoras de riesgo, pero esta gira de trabajo –la primera ya como funcionarios del nuevo gobierno– resultó pésima a decir de varios analistas e inversionistas, la cual se dio, además, en el peor timing: justo cuando se emprendió una cuestionada estrategia de combate al robo de combustible que ha generado escasez de gasolina en el país.

Pemex enfrenta un vencimiento de deuda de 5 mil 400 millones de dólares este año y los directivos de Pemex dijeron que recurrirán a líneas de crédito para hacerle frente y no al mercado para refinanciarlos; sin embargo, un analista consultado por la firma REDD Intelligence dijo que utilizar esos recursos podría resultar muy caro y que sería mejor tener reservas para situaciones de emergencia.

Otro analista lanzó una crítica demoledora para el nuevo gobierno: dijo que las explicaciones de los funcionarios de Pemex acercaban a México más a Guatemala que a Colombia en la escala de mercados emergentes.

Así, mientras en Manhattan vapulean a los funcionarios mexicanos de Pemex y Hacienda, en México, la crisis por el desabasto de gasolina, el caos en las estaciones de servicio y la negación del gobierno a aceptar que su estrategia es errada, comienzan a gestar lo que podría convertirse en una crisis económica y social de dimensiones inconmensurables.

Y también, mientras en Nueva York dejan en ridículo a los funcionarios mexicanos que intentan explicar el nuevo modelo de Pemex, en México, su director general, Octavio Romero, ni sus luces.

Ycrib, el Wework de la hotelería

Y hablando de Nueva York, la semana pasada el emprendedor mexicano Andrew McCarthy estuvo en esta ciudad promoviendo su nueva compañía: Ycrib, un concepto que apuesta a ser el Wework de la hotelería. Su objetivo es crear un nuevo segmento de hoteles en ciudades como Nueva York, San Francisco, Londres, y en un futuro la Ciudad de México, donde ocupará espacios comerciales existentes y utilizará la construcción modular de cuartos prefabricados con costo hasta 15 veces más barato que la construcción tradicional, ofreciendo a los miembros cuartos de 12 m2 a tarifas fijas de $120 dólares por noche. El nicho de mercado al que se enfocan son los emprendedores, freelancers y viajeros de negocios, con una experiencia completamente digital mediante el acceso a un app.

Acaba de cerrar la primera ronda de inversión y pretende levantar más capital en tres meses (de 2 a 5 millones de dólares) para abrir el primer espacio en el segundo trimestre de 2019.

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