Recuerdo que era una mañana gris del mes de septiembre. La noche anterior llovió a cantaros, mi asistente entró a mi oficina con una taza de café humeante y una mala noticia:

—Miss, nos acaban de avisar que murió la mamá de Sergio, nuestro alumno de sexto grado— Era realmente una sorpresa, primero porque la mamá de Sergio era una mujer muy joven y además aparentemente sana. 
—¿Qué sucedió?— En realidad no sabemos Miss, parece ser que un infarto, amaneció muerta. 
Era muy lamentable la situación. Acompañada de la maestra del grupo de Sergio fuimos a la funeraria. Había poca gente, la hermana menor de Sergio de cuatro años apenas consciente de la situación dibujaba evasiva círculos imaginarios con su dedo índice en el piso del lugar. 
En cuanto nos vio Sergio corrió a abrazarnos, fue un abrazo largo y emotivo; luego secó sus lágrimas y nos dijo con mucha angustia: —nunca se lo dije Miss— preadolescente que era Sergio, creí que se trataba de algún secreto típico de su edad, alguna rebeldía contenida, en fin… Lo abracé y le dije: 
—no te preocupes, díselo ahora.
—Pero no estaré seguro de que me haya escuchado —sollozó—, y nunca le dije, que la amaba.
—Ella sabe que la amas—, le dije intentando tranquilizarlo— díselo ahora, recuerda que los ángeles sí escuchan.

Acto seguido se acercó al ataúd, estuvo hablando por largo rato, por supuesto en una conversación privada, pero convencido de que su madre, convertida en ángel, aún podía escucharlo.

Este episodio en mi vida ha sido uno de los más enriquecedores, siempre lo he hecho, pero a partir de entonces trato de saldar mis cuentas emocionales a tiempo, abrazo a quienes amo, les expreso mi amor, trato de ser feliz y hacer felices a quienes me acompañan, les digo a mis hijos y a todos mis seres queridos cuánto los amo y lo mucho que me siento amada por ellos.

Vivo en plenitud, amo la vida y no contabilizo mis años por las arrugas que se forman en mi rostro sino por momentos felices que comparto con los míos. Agradezco no saber en qué momento moriré porque eso me hace vivir con intensidad el aquí y el ahora. No me propongo dejar grandes legados sino bellos recuerdos en quienes me aman y a quienes amo de corazón.

Solo por hoy, proponte disfrutar a los tuyos, ama en vida, acompaña en vida, regala en vida, eso te dará paz y tranquilidad cuando llegue el momento de tu partida o la de los demás.

Gracias por darte el tiempo de leer mi columna. Este tema lo abordé por solicitud de una lectora, ojalá haya sido de utilidad. Sigo al pendiente de tus comentarios y sugerencias. ¿Qué tema te gustaría que abordara? Exprésate, para mí, es un placer compartir contigo… Linda vida. 
(Puedes enviar un WhatsApp al 9982412230, dejar tu comentario en mi página de Facebook “Aprendiendo a Vivir” o “Gloria Villalobos” o en la página del Universal.

Frases para trabajar esta semana: 

“Mi vida en paz, mi adiós en paz”
“Confío, libero y suelto con amor”
“Amo la vida sin temer a la muerte”

Recomendaciones de libros que pudieran ayudar en el tema que estamos trabajando. En esta ocasión les recomiendo:

El poder está dentro de ti, de Louse L. Hay.
El camino de las lágrimas, de  J. Bucay. 
Conversaciones con Dios, de N. Donald.

“Aprendamos a vivir, 
haciéndonos responsables 
directos de nuestra felicidad”

Comentarios y sugerencias: 
Gloria Villalobos Corral 
Terapeuta de Psicología Clínica 
y Programación Neurolingüistica 
gloriavillalobos_3@hotmail.com 
Facebook: Aprendiendo a vivir 
WhatsApp: 9982412230 

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