La población mexicana está más satisfecha con su vida. De acuerdo con el Inegi este indicador aumentó con respecto al año pasado. Para medir la calidad de vida y con ello el progreso de las sociedades, no sólo se toman en cuenta datos económicos. Evaluar el bienestar implica también considerar si una sociedad se siente fuerte y con buen ánimo. Uno de los aspectos que produjo una mejora en la satisfacción fueron las perspectivas a futuro. Este sondeo se generó en julio, por lo que es fácil inferir que ese entusiasmo fue provocado por los resultados electorales.

Se espera mucho del próximo gobierno y la expectativa no ha dejado de crecer. A dos meses de su aplastante triunfo Andrés Manuel López Obrado ha alcanzado, de acuerdo con Parametría, una aprobación del 71 por ciento. Hay un 46 por ciento que lo aprueba mucho y un 25 que lo aprueba algo. La suma le da una aceptación mucho mayor a la que tuvieron sus predecesores en los meses previos a sus respectivas tomas de posesión. Ganó con el 53 por ciento, por lo que puede entenderse que sus acciones y anuncios como presidente electo le han valido una aprobación todavía más amplia que la que tenía antes de la elección. Hay un 74 por ciento de la población que cree que éste será un mejor gobierno que el anterior.

Además del amplio respaldo social, el partido en el gobierno tendrá una cómoda mayoría en el Legislativo. El escenario es favorable, pero aún no sabemos si suficiente para enfrentar la principal preocupación de los mexicanos: la inseguridad. De hecho, lo que menor expectativa de mejora genera es el combate al narcotráfico. Se trata de un enorme desafío. El programa para enfrentar a la delincuencia será anunciado antes del 1 de diciembre, pero sabemos ya que las fuerzas armadas seguirán en esa tarea. No volverán a los cuarteles aun cuando fue una promesa de campaña. Primero hay que tener mejores cuerpos policiacos. La realidad se impone. Veremos si quienes tienen tan altas expectativas entienden que no hay soluciones mágicas; que tener esperanza ayuda, pero no basta. Las mejoras duraderas no son inmediatas y sólo se alcanzan con trabajo arduo, conjunto y responsable.

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