En estos días se ha gestado una idea que me parece muy interesante y sugerente: que los altos servidores públicos de los tres órdenes de gobierno, así como los miembros del Congreso de la Unión y de los congresos estatales, hagan públicas —o al menos presenten a la autoridad— tres declaraciones: la patrimonial que ya está en ley, la de impuestos de los últimos años, y una de potencial conflicto de interés. Esta propuesta, parcialmente novedosa en estos lares, se lleva a cabo en otras latitudes desde hace muchos años. Incluso parece que el mismo Presidente presentará su declaración de intereses. De llevarse a cabo, sin duda abonaría a producir un clima de mayor confianza en quienes ostentan el tan demeritado —y a niveles ya insostenibles— poder público.

Una medida de este talante tiene sus bemoles; cierto. El dar a conocer los bienes (aunque a nuestra clase política no le parezca riesgosa la ostentación de la que hacen alarde en muchas ocasiones, ni el traer escoltas que el mismo gobierno paga) es sin duda inseguro; o bien, un ataque al derecho a la “privacidad”, que, no olvidemos, es un derecho fundamental. En este caso, se trata de personas que han escogido ser “públicas” y que por lo tanto están sujetas a un escrutinio de esa naturaleza… aun así, su privacidad debe ser resguardada. Pero hay maneras de responder a estos problemas de una u otra forma de modo que no se violenten los derechos fundamentales de nadie, y al mismo tiempo el ciudadano tenga la certeza de que ninguno de los servidores públicos sujetos a este régimen usen su autoridad para enriquecerse o traficar influencias, o cualquier otra forma de corrupción. Se puede resolver.

Por lo pronto ya existe un portal, http://legisladortransparente.mx , auspiciado por el IMCO y Transparencia Mexicana, en el que se puede encontrar a 6 legisladores, 3 del PAN, 2 del PRD y uno de Movimiento Ciudadano que han hecho ya sus tres declaraciones. Todavía son muy pocos, no es ni el 1%. Habrá que pedirles a nuestros legisladores que se sumen a este esfuerzo. Yo ya lo hice con una de “mis senadoras”, pero parece que “no le dieron permiso”, y es que muchos de nuestros legisladores dependen de sus “jefes” en las cámaras. Pero hay muchos que no tienen esa restricción y deberían hacer públicas sus declaraciones. Así es como se evidencia que muchos legisladores responden, hasta en lo más elemental, a las decisiones “superiores” en lugar de rendir cuentas a quienes los eligieron. Hay pocos incentivos para que los diputados actuales, que pronto dejarán su curul, hagan públicas estas declaraciones. Por ello habrá que insistir, incluso demandar, que los candidatos a diputados para el próximo periodo hagan lo propio como requisito mínimo para ser candidato de algún partido. Sería un paso formidable.

Digo que la propuesta es sugerente porque de hecho acompaña un gran esfuerzo de construcción de un verdadero Sistema Nacional Anticorrupción que, hasta donde sabemos, va en serio… pero con algunas lagunas importantes. Un elemento positivo es que se trata de un sistema, con pesos y contrapesos, y no de una sola instancia anticorrupción que es fácilmente capturable. También se trata de fortalecer y dar mayor autonomía de gestión a quienes tienen las tareas de fiscalización, vigilancia y lucha contra la corrupción. Pero aún existen algunas lagunas que son, por ejemplo, la duda de si la fiscalización será efectiva sobre todo a nivel estatal y municipal, donde los gobernadores no tienen un contrapeso real en los otros dos poderes de la entidad. Tampoco está claro qué va a suceder con el fuero, pues se ha abusado mucho de él y aún cuando se encuentren pruebas fehacientes de sospecha sobre algún legislador, el procedimiento para retirarle el fuero es, por lo menos, tardado y poco confiable.

Hay muchas expectativas en un Sistema Nacional Anticorrupción que responda verdaderamente a lo que requiere el país. No puede haber simulación para que “cambien las cosas para que nada cambie”. Debe ser definitivo, aunque se sabe que tomará tiempo implementarlo. Debe ser creíble, pues no podemos darnos el lujo de una salida en falso. Ya no es posible.

Centro de Estudios Espinosa Yglesias. ecardenas@ceey.org.mx

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