Ante las acciones recientes de la PGR contra Ricardo Anaya, candidato panista a la Presidencia de la República, me queda claro que en el PRI-gobierno no entienden que no entienden.

En el PRI no entienden que los mexicanos estamos hartos del PRI, pero especialmente del abuso del poder con todo lo que esto significa. Estamos hartos de la soberbia y de la prepotencia, de la corrupción, de los excesos del poder, del fraude electoral, de la compra y coacción del voto, de la represión y de las amenazas a los ciudadanos disidentes y al ejercicio de la libertad de expresión, de los privilegios de la clase gobernante, del uso indebido de las instituciones del Estado a favor de intereses personales, de grupo, o de partido y para fines de enriquecimiento ilícito o electorales, etcétera. ¡Los mexicanos estamos hartos con razón! Estamos hartos del abuso del poder.

En el PRI-gobierno nos quieren hacer sentir a los mexicanos que ellos tienen el poder, y eso ya lo sabemos. Lo que los mexicanos queremos saber es si son dignos de tenerlo, y con sus excesos y abusos nos dejan claro que hicieron muy mal uso de la segunda oportunidad que les dio el pueblo de México en la elección de 2012 y por eso se tienen que ir en esta de 2018. En una verdadera democracia el que se equivoca, pierde.

Es por demás reprobable el uso faccioso de la PGR en contra del candidato de la Coalición por México al Frente, Ricardo Anaya, tanto por la acción de querer judicializar el proceso electoral, como por la difusión de un video con el uso inmoral de la infraestructura del Estado mexicano. Las cámaras instaladas en la PGR son para cuidar la seguridad de la institución no para denostar a los ciudadanos.

Giovanni Falcone, el fiscal italiano, en el libro Cosas de la Cosa Nostra, nos decía que en el diálogo con los mafiosos siempre los trató con mucho respeto, pues “tienen que entender que se encuentran frente al Estado”. Si así respetuosamente lo hacía el fiscal italiano con los presuntos mafiosos, cuánto más respetuosa debería ser la fiscalía mexicana con cualquier ciudadano.

Los ciudadanos mexicanos no queremos que el PRI-gobierno nos diga que tiene el poder, eso ya lo sabemos. Los ciudadanos queremos que el PRI-gobierno nos respete. Cuanto más abusan del poder más nos reafirman la idea de que se tienen que ir. Ricardo Anaya no es necesariamente santo de mi devoción, tampoco sé si es culpable de lo que se le acusa mediática y judicialmente, lo que sí me queda claro es que no se puede ser víctima del abuso del poder.

El ensañamiento mediático y judicial del PRI-gobierno contra Anaya evidencia que el PRI está desesperado. El PRI-gobierno está desesperado porque todas las encuestas señalan que el candidato priísta, José A. Meade, está en tercer lugar en las preferencias electorales. El PRI necesita tumbar a Anaya a como dé lugar, porque solo desde el segundo lugar se puede robar la elección. Desde el tercer lugar que actualmente ocupa no da la ecuación, carecería de toda credibilidad.

En este 2018 serán 30 años de la histórica elección de 1988; serán 30 años del penoso fraude electoral que sentó ilegítimamente a Carlos Salinas de Gortari en la silla presidencial. México en 2018 no es el mismo, aunque el PRI siga siéndolo. No permitamos un nuevo fraude, salgamos a las urnas a manifestar nuestra decisión.

Me queda claro que no hay fraude electoral que aguante una copiosa votación, así lo demuestra la historia.

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