Pesos y centavos

Las deudas son algo que comúnmente nos estresa y que en algunos casos, desafortunadamente, al pasar del tiempo y no tener la posibilidad de cubrirla se puede hacer más grande, particularmente cuando la contratamos con intereses.

Soluciones para liquidar una deuda puede haber muchas, que van desde vender un bien mueble o incluso algún inmueble, recortar gastos de donde se pueda para tener algún excedente que pueda servir para disminuir el adeudo o también está por supuesto la opción de renegociar o reestructurar la deuda.

La reestructuración o renegociación consiste básicamente en acercarte a la institución crediticia a la que le debes, comúnmente un banco o un caja de ahorro, y le plantees tu imposibilidad de pagar tu adeudo tomando en cuenta el monto total o de las mensualidades. Una vez hecho este planteamiento la institución podría valorar tu situación y presentarte un nuevo esquema de pagos ajustado en el monto de la mensualidad, los plazos o los intereses.

Se recomienda que hagas este trámite de reestructuración directamente con el banco o caja que te dio el crédito, o que como una segunda opción lo hagas a través de un intermediario que sirve como gestor para lograr esta negociación, esta última opción tiene sus riesgos de los que por supuesto hablaremos.

Si vas a reestructurar o renegociar tu deuda te paso algunos consejos.

Renegocia a tiempo. Si ves que te es imposible pagar el adeudo es mejor que lo veas con tu banco directamente por tu propia voluntad a que lo hagas una vez que has sido contactado por un despacho de cobranza. Casi todos los bancos determinan que un crédito está en mora a partir de los sesenta días de atraso en tus pagos, por lo que es conveniente acercarte antes de ese plazo.

Si vas a negociar solicita invariablemente como primera opción un Plan Personal del Pagos y no una quita. La quita implica que te descuentan un monto del adeudo, es decir, sólo pagaras una parte de lo que debes, pero debes tomar en cuenta que tu historial en el Buró de Crédito será negativo y no podrás ser sujeto de crédito en los próximos años.

A diferencia de la quita, en un Plan Personal de Pagos probablemente te modifiquen el plazo, extendiéndolo para que tus pagos mensuales bajen en monto o incluso pudieran bajarte la tasa de interés, pero no te harán un descuento en el monto principal de crédito lo que mantendrá en buen estatus tu historial crediticio.

La quita puede ser necesaria cuando simplemente ya no puedes pagar la cantidad adeudada y estás en un punto donde una acción judicial en tu contra es inminente poniendo en riesgo aún más que sólo tu historial crediticio. No es la mejor alternativa pero es una opción en casos extremos.

Si vas a contratar un intermediario para negociar tu deuda porque no te sientes con los conocimientos necesarios para llegar al mejor acuerdo con tu acreedor, verifica que la empresa que estas contratando esté registrada ante la Procuraduría Federal del Consumidor. Es fundamental que hagas esta consulta antes de llegar a cualquier acuerdo y sobre todo antes de que des cualquier anticipo, ya que existen empresas fraudulentas que solicitan un pago por adelantado prometiéndote sacarte de tu problema y acaban metiéndote en otro más grande cuando te das cuenta que te acaban de estafar.

Renegociar deuda es siempre mejor opción que declararte en quiebra para tus adentros, lo cual no desaparece el problema sino que seguramente sólo lo hará más grande.

Acercarte con tu acreedor puede generarte una alternativa para salir del bache, una opción que quizá nunca pensaste que se podría dar evitando así largas noches de desvelo pensando cómo pagar.

*Abogado con Maestría en Políticas Públicas y Especialidad en Finanzas. Universidad del Sur de California.

Twitter: @maximilianogp

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