En un entorno de alta volatilidad para las cotizaciones del petróleo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y miembros invitados (OPEC+) se reunieron este jueves para sellar un acuerdo de reducción de la oferta y ponerle fin, o al menos una pausa, a la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudita.

Fue una negociación inédita, no solo porque se dio en un contexto de crisis económica y sanitaria por el Covid-19, sino también por la negativa de México a ceder en los acuerdos y alargar la reunión virtual hasta siete horas debido a que pidió consultar varias veces las decisiones con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La escena concluyó con la súbita salida de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, de la reunión, luego de no aceptar los términos que propusieron los miembros de la OPEP, en los que México se comprometería a recortar la producción en 400 mil barriles diarios para totalizar una baja de 10 millones entre todos los países durante mayo y junio.

Aunque México no es miembro formal y activo del ‘cártel’ de los países petroleros, como sí lo son Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos, la reacción de la secretaria de Energía puso en riesgo las negociaciones y junto con ello el prestigio del país, que pasó de ser visto como un facilitador de acuerdos a uno que los dinamita.

Así, mientras la noticia de que Nahle tensó la reunión de la OPEP+ corría como pólvora en las redes sociales y los medios internacionales, la Secretaría de Energía se resistía a comunicar los acuerdos.

Fue hasta las 19:55 horas cuando Rocío Nahle publicó en su cuenta que México propuso una reducción de apenas 100 mil barriles diarios durante los próximos dos meses, para pasar de un millón 781 mil barriles diarios a un millón 681 mil barriles.

De acuerdo con reporteros de medios especializados, Nahle propuso ajustes utilizando como base la producción futura con la que pretende cerrar 2020, de casi 1.9 millones de barriles, y no la actual, como el resto de los países. “Tomando en cuenta la proyección de 1.9 millones de barriles que va a alcanzar México en 2020, se podría recortar la producción a 1.68 millones”, planteó la secretaria, generando la molestia de muchos de los ministros y jefes de Estado presentes en la reunión.

El experto del sector energético, Gonzalo Monroy, respondió a la secretaria de Energía que la reducción propuesta por México en la reunión de alto nivel más bien compromete la producción de los privados, pero no de Pemex, la cual fue de un millón 721 mil barriles diarios al mes de febrero.

Lo contradictorio del asunto es que el presidente Andrés Manuel López Obrador se quejó hace unos días de que la petroguerra entre Arabia Saudita y Rusia había tirado los precios del petróleo, particularmente los de la mezcla mexicana de crudo cuya cotización se desplomó hasta 80% y actualmente está muy por debajo de lo que estimó su gobierno. Este jueves el barril de petróleo de México cerró en 16.54 dólares por barril versus los 49 dólares originales y los 24 dólares que presupuestó Hacienda en sus ajustes el pasado 1 de abril.

Incluso, hace apenas hace una semana, en una videoconferencia con Larry Fink, el CEO de BlackRock, el Presidente llamó a actuar con responsabilidad. “Hablaba yo del desacuerdo de Rusia con Arabia. Cómo en el momento en que más comienza a afectar el virus a la economía, viene este desacuerdo del que aún no se llega (a un acuerdo)", dijo.

Así, la reacción inédita de México en una reunión de la OPEP no solo pasará a la historia como algo negativo para el país y sus relaciones con el resto del mundo, sino que pone aún más en riesgo las finanzas de Pemex y del gobierno, ya que si el precio del barril no aumenta, ambas se deteriorarán a una mayor velocidad, con la posibilidad de que las calificadoras vuelvan a degradar a la empresa estatal y al soberano.

Este viernes, los ministros de Energía de los países del G20 continuarán con las discusiones y buscarán sellar el nuevo pacto. Todos llegarán con un acuerdo bajo el brazo, menos la mexicana Rocío Nahle, quien tendrá que lidiar con su vergonzosa participación y renuncia inédita a las negociaciones. El 15 de abril toca el turno al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, en una reunión de ministros de finanzas del G20, quien habrá de tragarse el sapo porque, ya se sabe, la secretaria de Energía no se mandó sola: la decisión de renunciar a las negociaciones de la OPEP vino del jerarca mayor: Andrés Manuel López Obrador.

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