Hace algunas semanas hubo gran revuelo en las redes sociales por los cambios que anunció el Banxico en las imágenes y denominaciones de billetes que recién entraron en circulación.

Publiqué un tuit para celebrar que en estas nuevas emisiones, por fin, después de casi cien años de fundado el Banco Central, aparecería la firma de una mujer: la de la vicegobernadora Irene Espinosa Cantellano, quien, desde enero de 2018, ocupa ese puesto y le da derecho a que aparezca su firma en los billetes en forma alternada con sus cuatro compañeros vicegobernadores.

Pablo Casas me aclaró que esto no era preciso, porque ya había aparecido antes la firma de María Evelia Heréndira Hernández Barba en su carácter de cajera principal del Banco, puesto que desempeñó entre 2003 y 2005. El dato de María Evelia había pasado inadvertido para mí y, en su momento, no fue noticia. Esto es, el hecho de que la firma de una mujer apareciera en un billete del Banco de México a principios del siglo XXI pasó desapercibido. Incluso publiqué un tuit al respecto que tuvo respuestas que lo hacían parecer una exageración o incluso un despropósito.

Quienes trabajamos temas de género consideramos importante hacer visible cualquier hecho que implique que se logró romper el techo de cristal, ese límite no visible que impide que una mujer ocupe ciertos espacios reservados tradicionalmente a los hombres.

Es evidente que en las universidades, desde hace mucho tiempo, muchas estudiantes eligen la carrera de Economía o deciden estudiar las Finanzas Públicas; sin embargo, su presencia en altos niveles de decisión es reducida. Cabe recordar que, en el ámbito hacendario, tuvimos a la primer tesorera en 2002 y a la primera subsecretaria en 2018. ¡Todo en el siglo XXI!

En EU ha sido diferente, allá sólo ha habido tesoreras mujeres de 1949 a la fecha. Cada presidente ha elegido a una mujer en el cargo —desde Georgia Nesse Clark, nombrada por el presidente Truman—. Claro, falta que una mujer llegue a ser secretaria del Tesoro.

Cada día más personas nos empeñamos en que sea visible el avance de las mujeres en cualquier campo antes exclusivo a los hombres. Nos mantenemos alerta como parte de nuestro trabajo; y como un compromiso solidario indispensable en esta continuada lucha por la igualdad.

Cualquier logro, como el reciente de Irene Espinosa o, en su momento el de Rosario Marín, son dignos de destacar, porque hay detrás de ellos un mensaje que nos permite recordar que si una mujer abre brecha, hay nuevo camino para las que vienen detrás.

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