La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prevé y protege los derechos humanos, entre los que se encuentran el derecho a un medio ambiente sano, contenido en su artículo 4; y el derecho a la movilidad, en su artículo 11.

Ambos derechos además de encontrarse relacionados, son importantes para el ejercicio de otros, por lo que resulta necesario que el Estado establezca reglas claras que los fortalezcan.

En diversas ciudades del país, incluyendo la capital de nuestro querido Querétaro, es preocupante el grado de contaminación que se viene registrando inéditamente, donde por supuesto no tenemos los problemas que en la materia tienen urbes más grandes, pero vamos directo a ellos.

Fenómeno que nos llama a la reflexión con absoluta responsabilidad, donde creemos en la necesaria confluencia entre legisladores de todos los partidos, funcionarios e integrantes de la sociedad civil, ante la urgente necesidad por desarrollar y aplicar medidas que la contengan y la disminuyan, con políticas que además aminoren sus efectos perniciosos, bajo una perspectiva más allá de los periodos gubernamentales.

La contaminación tiene distintos orígenes, una de carácter natural y la que hoy motiva las presentes líneas, de origen artificial, que es aquella que se genera por la actividad humana.

Refiriéndonos específicamente a la contaminación atmosférica que generamos todos nosotros, la cual se puede motivar en fuentes fijas (industria y otras) y fuentes móviles (vehículos a motor); ambas ligadas en su mayor parte a la combustión de combustibles fósiles y de biomasa (leña), con impactos directos en la salud y por tanto en la calidad de vida de las personas.

En este sentido, resulta necesario atender con visión de largo alcance las crecientes problemáticas en ambas fuentes, donde hoy nos pronunciamos por una reforma profunda en una de ellas, en la relacionada con la movilidad, donde la problemática del tráfico o congestión vehicular se vuelve sistémica y crónica en el desenvolvimiento de los diferentes centros urbanos en México, siendo un ejemplo claro la capital queretana, generando pérdidas y afectaciones de todo tipo al incrementarse los tiempos de 
traslado por la conjugación de diversos factores no previstos en una adecuada planeación de la ciudad desde hace varias administraciones, como el crecimiento descontrolado del parque vehicular, superficies de rodamiento limitadas o saturadas, falta de cultura vial, y la deficiente o insuficiente estrategia de transporte público, entre otros.

Situación que de no abordarse integralmente, nuestros hijos sufrirían de manera creciente, pues no es una problemática que se pueda superar con parches u ocurrencias que sólo evidencian posiciones públicas de corto plazo.

Ante tal escenario es que he presentado en el pleno del Senado de la República un paquete de reformas a diversas leyes, que apuntan hacia una mejor movilidad y en contra de la contaminación y otros efectos negativos que genera. Promovemos entonces —a nivel de norma federal—, la difusión de la cultura vial; el uso de vehículo compartido; la suspensión o limitación de la circulación en vías primarias de vehículos que superen los límites máximos permisibles de emisiones de contaminantes; la suspensión de circulación en vías primarias de los vehículos que no hayan pagado los impuestos o derechos correspondientes; el fomento al uso de vehículos eléctricos, pero también del uso de transporte público y de la movilidad no motorizada, así como del transporte escolar.

Asimismo, proponemos incentivar el uso de tecnologías en los vehículos automotores de combustión interna que reduzcan la emisión de contaminantes; e inclusive que los contribuyentes puedan deducir ciertos gastos en los vehículos que tengan como objetivo la reducción de emisión de contaminantes.

Se trata así, de una visión integral para combatir el problema hoy y en el futuro cercano, de otra manera será difícil cumplir con la prospectiva de ciudades de primer mundo a las que todos aspiramos. Me encuentro convencido en que juntos lo vamos a lograr y desde el Senado de la República, hemos dado el primer paso.

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