Durante muchos años vivimos una época opaca en cuanto a participación ciudadana se refiere, las decisiones de las personas que estaban al frente del poder, prácticamente eran incuestionables mientras duraba el período al frente del cargo, inclusive en muchos casos esta inmunidad continuaba después de su gestión.

Este tipo de situaciones, sumadas al aumento de la violencia en nuestro país, la normalización de la corrupción, la intransigencia en el actuar de distintas autoridades y el sesgo mediático existente, que sumadas al ánimo de hacer un cambio verdadero en México, hicieron que personas con perfiles sumamente diversos, pertenecientes a distintos sectores socioeconómicos, profesiones, creencias religiosas y demás diferencias, nos sumáramos al proyecto que representa no solamente el actual Presidente Andrés Manuel López Obrador, sino Morena como punta de lanza en la cuarta transformación nacional y base de un movimiento que tiene como principal objetivo el reconstruir la nación de manera incluyente, siempre con la voz y voluntad del pueblo como eje rector del actuar de los representantes populares que tenemos el privilegio de pertenecer a este partido político, que más que partido es un movimiento social.

Por eso es que los legisladores de Morena a nivel federal y siendo consecuentes con las cientos de horas de discusión y análisis que se realizan en nuestros consejos nacionales, impulsan la democracia participativa a través de la modificación a los artículos 35, 36, 73, 81, 83, 99, 115 y 122 de nuestra Carta Magna, cuyo dictamen puntualiza que los y las ciudadanas tienen el derecho irrestricto de participar en un ejercicio vinculante en cuanto a la revocación de mandato se refiere, esto incluye a los representantes populares, entre ellos al Presidente de la República.

A pesar de que distintos actores hablan de una supuesta treta para que el actual Presidente se eternice en el poder, vale la pena hacer un poco de memoria y darnos cuenta que los mismos que hoy señalan con gran indignaciòn el que Morena le dé un peso importante a la voz del pueblo, son los mismos que durante 80 años a través del antidemocrático arte del “dedazo” designaban quien era el gobernante siguiente, aunque estuvieran lejanos a representar los interéses populares y cuyos méritos para ser los elegidos eran básicamente las innumerables complicidades en tropelías que afectaban directa o indirectamente al pueblo.

Hoy tanto el Gobierno de México como los representantes populares en el ámbito local y federal tenemos claro que somos empleados del pueblo que depositaron su confianza en nosotros en los pasados comicios y que es nuestra obligación como servidores públicos que somos, el trabajar para todos y todas, independientemente de filias políticas (cosa que en el pasado era impensable) y por lo mismo tenemos plena confianza en que si nuestro actuar es el correcto, continuaremos con la encomienda de ser una auténtica representación de los intereses de los y las mexicanas.

Esta decisión que se toma en la Cámara de Diputados Federal, es un primer paso para que una de las tantas frases célebres de las pasadas campañas, tome un sentido real y ahora si con la participación de la gente, el pueblo quite y el pueblo ponga.

Diputado local de Morena

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