En el contexto del tiempo de pandemia que vivimos, en el cual  hemos sido testigos de tanto daño a la humanidad por las muertes que ella ha causado y que además no ha dejado de darnos nuevas sorpresas como las múltiples variantes en la mutación del virus, además de muchas otras enfermedades que siguen cobrando tantas vidas más y en el que enfrentamos muchos otros temas difíciles que nos aquejan en general.

Hace algunos días hemos visto cómo se subió a la mesa de la discusión la necesidad de dar apertura a las patentes de las vacunas del COVID-19 dadas las dificultades y circunstancias que han influido tanto en la producción, logística, como la velocidad para realizar la vacunación. De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud al cumplirse los primeros 100 días de este año, 220 países y economías, 194 habían iniciado la vacunación  y faltaban 26 por iniciarla. Se aplicaron más de 700 millones de vacunas, pero el 87% de las mismas fue en países de ingresos altos y medios y los de muy bajos ingresos apenas habían recibido el 0.2%. Estos datos duros, ponen en evidencia la imperiosa necesidad de generar acuerdos y consensos que permitan dar respuesta a la urgente necesidad de producir y aplicar vacunas.

Tomando como referencia el mismo plazo de 100 días en este año, hemos visto también cómo un personaje llamado Joe Biden, presidente de nuestro vecino del norte, ha mostrado aún con los claroscuros que acompañan su cargo, que tiene a mano un estilo de gobernar muy personal y hace gala de la moderación como herramienta para encontrar y aplicar soluciones reales a problemas reales. Sin grandes aspavientos ha marcado firme distancia de su antecesor y en el tiempo que comentamos realizó importantes cambios. Sin pretender emitir ningún juicio sobre aciertos y desaciertos, lo que me impresiona gratamente es el uso justamente de la moderación para encontrar maneras de revertir favorablemente muchos problemas y construir acuerdos para salir adelante y buscar beneficios para sus gobernados.

En relación al comentario sobre las patentes, muestra una importante visión en un debate nada fácil y en una época donde la salud, independientemente de su gran avance, es uno de los conceptos que conlleva un gran reto para la humanidad, no solamente por la creciente necesidad de infraestructura, sino por los altos costos que  implica y la imposibilidad de la gran mayoría de personas de acceder a la misma fuera de los servicios públicos, así como los precios de los tratamientos y medicamentos.  No es fácil, por que las grandes farmacéuticas invierten cifras muy altas para la investigación y el desarrollo de patentes, buscando no solamente encontrar la cura o control de enfermedades, sino también obtener ganancias legítimas. Pero también ante el riesgo de que la pandemia no se detenga y se salga de control por las mutaciones, el definir un postura en favor de una mayor producción y alcance en la vacunación, anteponiendo el bien de las personas a cualquier otro interés, nos muestra lo bueno que tanto hace falta hoy día.

La moderación no es sinónimo de cobardía o falta de agallas, es tal vez uno de los caminos complejos para las soluciones, pero sin duda, es el más adecuado cuando se piensa en la importancia de conservar el equilibrio en un planeta repleto de vida, de ideas y de expectativas, tal como lo es también este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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