Una de las características que muy pocas personas tienen de nacimiento y muchos lo adquieren con el paso de tiempo es la capacidad de observar el entorno, en una búsqueda permanente de información para reaccionar en consecuencia. Las decisiones importantes requieren de esa información precisa y útil. También juega un papel importante el aspecto emocional en cuanto a lo que nos atrae o interesa y verdaderamente nos agrada para ponderar una decisión. Sin embargo, siempre será de gran valor el darnos el privilegio de observar y analizar antes de hacerlo.

Al hablar de decisiones no me refiero únicamente a aquellas que tienen que ver con nuestras necesidades muy personales, incluyo también todo aquello relativo a la forma como afrontamos la vida y nos enfrentamos en la vida, que pareciera lo mismo, pero son significados diferentes, además mucho de ello tiene que ver con terceros y les puede también afectar.

Observar, es hoy un talento que se pierde a la velocidad de la tecnología. Cada día que pasa, muchos vamos abandonando esa capacidad de analizar el entorno y nos concentramos en los aparatos que nos mantienen en contacto con un mundo más virtual que real, al grado de llegar a normar criterios y convertirnos en implacables jueces al asumir como verdadera, mucha información que tan solo lleva el nada nuevo afán de confundir y destruir, haciendo reales aquellas palabras que usábamos de niños y jóvenes del siglo pasado, cuando decíamos que había que aplicar “pamba con picahielo”.

Perder junto con la capacidad de observar, la de la imparcialidad y la objetividad antes de emitir juicio alguno, nos lleva a un caos viral que más tarde o más temprano nos atrapará en sus redes con consecuencias que serían insospechadas al paso del tiempo por la pérdida de respeto y tolerancia. Pienso que en ocasiones la redes sociales nos muestran noticias y acontecimientos sin límite o acotamiento alguno y sin la posibilidad inmediata de discernir entre lo que leemos hace un momento y lo que recibimos un instante después, en ráfagas de caracteres y de imágenes que también se encuentran plagadas de absurdos y manipulaciones digitales.

Por otro lado, es claro también que hay un beneficio y ventajas importantes en el uso de la propia tecnología y de las nuevas formas de comunicación. Son una valiosa herramienta cuando se utiliza con fines positivos y propositivos, incluidos los de denuncia y señalamiento, solo que al final del día, lo que se requiere siempre es información validada por fuentes confiables como lo trabajan cotidianamente muchos medios valiosos, antes de emitir una nota determinada.

Cuando adquirí mi irremediable gusto por la fotografía, tuve que aprender de nuevo lo valioso que resulta observar el entorno cuando se quiere disparar la cámara y capturar una buena imagen, sin dejar de reconocer la velocidad de respuesta y el instinto que tienen quienes toman las fotografías para  un medio impreso o electrónico, particularmente ahí, solo se presenta tan solo una única oportunidad que viaja veloz y sin boleto de vuelta. Yo me refiero en especial a los momentos donde debemos recopilar información y analizarla antes de proceder a disparar el obturador. Revisar la luz, los elementos presentes, los obstáculos o aquello que puede arruinar una buena foto, aunado a la información y conocimiento técnico para aprovechar los recursos a la mano. Algo similar ocurre con las decisiones que nos afectan a las personas o más allá, a nuestras ciudades, requieren más decisiones muy pensadas y solo algunas de oportunidad.

Se me antojaría pensar que para analizar la información que influye en una decisión personal o de ciudad, hay que salirse y alejarse un poco para mirar las cosas a la distancia. Es como ver nuestro Querétaro desde el Cimatario o desde otros puntos altos hasta dejar de ver el movimiento que hacemos personas y vehículos y pensar que es una zona quieta y tranquila. Es entonces donde la podemos ver en su justa dimensión, como una ciudad completa o como lo pudiera ser un asunto de vida personal sobre el que tenemos que tomar una decisión.

Mirar las cosas a la distancia tanto en pasado como en presente, sin lugar a dudas ayuda a explicarlas, comprenderlas y en ocasiones justificarlas. Para ello siempre será bueno tener a la mano algún artefacto que apague el ruido y encienda el silencio para meditar y analizar, para encontrar como digo yo cuando hay que tomar decisiones inmediatas: pensar y actuar con la calma que requiere la urgencia.

Nuestra ciudad, aquí sigue dejándose crecer, esforzándose por mantenerse hermosa, hospitalaria y llena del perfume de las oportunidades para quienes bien le quieren y están ciertos de nuestra estricta e insalvable temporalidad de estar en ella, pero conscientes del compromiso para las nuevas generaciones que se acompañan de la tecnología y para quienes deseo, que en algún momento se den la oportunidad de mirar a la distancia, este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Google News