Esta semana quiero dar la oportunidad a quien considero será una excelente nutrióloga, creo importante dar espacios para las nuevas generaciones, por ello presento el siguiente texto de la PLN, Saraí Martínez:

“Seguramente habrá llegado a tus oídos alguna información acerca de la miel de agave, pues en los últimos años se ha popularizado e industrializado por diversas marcas. Actualmente es usada como edulcorante “natural” en alimentos y bebidas por su poder endulzante 30% mayor que el azúcar comercial.

¿Sabes de dónde y cómo se extrae esta miel? ¿Por qué se ha llegado a sugerir en los pacientes con diabetes?, ¿Puede tener alguna consecuencia su consumo?

Dentro de los usos que se la da al agave que crece principalmente en nuestro México, el más importante es el de la obtención del tequila y aguamiel.

La miel de agave se obtiene a través de la concentración térmica del agua (70°C) y filtración del aguamiel o de los jugos del tallo, al finalizar este proceso, se obtiene un líquido de color dorado con alta concentración de fructosa (varía desde un 70 a 97% dependiendo la forma de extracción) y gran poder endulzante.

En el caso de los pacientes con diabetes la fructosa es el tipo de azúcar que más se recomienda porque, a diferencia de la glucosa, no requiere de insulina (hormona producida por el páncreas que permite la entrada de glucosa hacia la célula) para la obtención de energía.

Hay que dejar en claro que el consumir la fructosa de la miel de agave no es igual a cuando se consume la fructosa de una fruta picada o en pieza, ya que la fruta aporta fibra, la cual retarda su rápida absorción. La fructosa de la miel de agave se encuentra libre (sin la fibra) y, como la miel de agave es un azúcar que está altamente procesada, puede llegar a alterar los niveles de insulina cuando se consume en exceso. Incluso es comparada con el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) otro tipo de endulzante que se comentará en otra ocasión.

Algo que debes saber es que la fructosa prácticamente se descompone en el hígado y se convierte en triglicéridos, una grasa que en altas concentraciones llega a afectar la salud cardiovascular.

Ahora bien, si decides utilizar miel de agave como un sustituto de azúcar tendrás que buscar una marca orgánica que se responsabilice en cuidar la forma de elaboración para que ésta no sea demasiado procesada. No obstante, aún debes tener cuidado con su uso pues debe regularse en su consumo.

Recuerda que cada uno de nosotros es responsable de decidir qué comemos y qué no, pero mientras más información obtengamos, más fácil te resultara tener el control en la diabetes y enfermedades asociadas.

Referencia:
Erika Mellado-Mojica, M. G. L.-P., 2013. Scielo.org. [En línea] Available at: http://www.scielo.org.mx/pdf/agro/v47n3/v47n3a3.pdf

*Saraí Martínez Castro, estudiante de último semestre de la Licenciatura en Nutrición, colaboradora en la Clínica de Diabetes de la Unidad Cardiometabólica de San Juan del Río.

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