Para aquellos que me conocen, será rarísimo leerme escribiendo de fútbol, sin embargo esta ocasión me he dado la oportunidad de disfrutar con familia y amigos una fiesta que nos une a la mayoría en el país aunque sea durante 90 minutos (inclusive a los diputados que a ojos de varios aprovechan el momento para realizar triquiñuelas en lo obscurito, entre atajada y atajada del santo niño de Ochoa). A mis ojos e independientemente de estadísticas, número de participaciones en mundiales, análisis de capacidades físicas y futbolísticas que podamos tener de los equipos del grupo A, en estos momentos contamos con ventajas que nos ponen por encima de los demás. Primero que nada nos sentimos capaces de lograrlo. Aunque empatamos contra Brasil, muchos mexicanos debido al desempeño de los seleccionados, nos quedamos con un rico sabor a triunfo, retando con la mente y el corazón a la historia, diciéndonos a nosotros mismos que esta no tiene porqué repetirse, es decir que lo que sucedió ayer no necesariamente condena el hoy. Desde mi trinchera de desarrollo humano y organizacional y viendo a la selección como un equipo de trabajo, me quedo con tres elementos necesarios a considerar para ser triunfadores. 1) Confianza: Esta es un atributo emocional que define al individuo y al equipo frente a uno mismo y a la gente que nos rodea. Está determinada por la seguridad, valores y congruencia con la que hacemos las cosas. Esta es un indicador básico que muestra la cercanía, cohesión, disposición a compartir, escuchar y expresarse de sus participantes y de su líder. Es importante trabajar primero en la confianza personal (tema íntimamente relacionado a la autoestima), después integrar la confianza grupal (o en las relaciones), y posteriormente la confianza organizacional, que en este caso aplica directamente a la institución y al país mismo. 2) Mentalidad Ganadora: La relaciono directamente con la certeza de saberse estar haciendo bien las cosas, creer que es perfectamente posible no solo pasar, sino llegar más lejos de lo que nunca se ha llegado. Saberse con la capacidad y herramientas físicas, emocionales y recursos suficientes para alcanzar los objetivos planteados. Muchos le dicen “visualizarse en la meta, declararlo, generarlo”, no importa la forma de expresión mientras esta nos haga vernos disfrutando de un triunfo y creernos merecedores del mismo. 3) Unidad: Cada uno en lo individual y en lo grupal contamos con habilidades, carencias, fortalezas y miedos que nos definen. El principio de un equipo triunfador tiene que ver con aceptar dichos elementos en lo individual y en lo grupal para que los puntos positivos de unos, cubran los puntos negativos de otros. Es un principio de equilibrio entre resultados, personas y procesos que nos permite utilizar íntegramente todo lo que nos conforma para el logro de un objetivo común. Así el toque de uno, o la potencia del tiro, o la habilidad para atajar compensa la falta de velocidad, estatura, cansancio o errores de otros. El punto es sabernos parte de un todo y estar dispuestos a sumar con los demás en lo que nos toca. Ahora, no todo queda en el esfuerzo de los jugadores y cuerpo técnico, nosotros también ayudamos a nuestro equipo desde nuestra posición de aficionados. Creyendo que el resultado es posible, estando en las buenas y en las malas, sumando nuestra energía positiva al inconsciente colectivo. Es decir, independientemente del trabajo que genere cada jugador, nuestro apoyo incondicional por supuesto que influye en el resultado. *Instructor vivencial y conferencista de vida.

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