“Aprender a aprender” es más que un eslogan mediático; se trata de un postulado que concentra una nueva cultura educativa que deberá cambiar el rostro del país; es legítima aspiración nacional…

En el papel, el nuevo modelo educativo presentado por el gobierno debe significar una revolución, para “mover a México” hacia el futuro, en serio, luego de casi seis décadas de un sistema de enseñanza agotado y acotado por la burocracia… y la política.

El cambio de fondo opta por dejar de lado la memorización y enseñar a los alumnos a desarrollar el pensamiento crítico, habilidades socioemocionales, potenciar la creatividad, mejorar los conocimientos y usar nuevas tecnologías, de modo que alumnos de preescolar, primaria y educación media superior, puedan enfrentar, con mejores capacidades y recursos, los desafíos del siglo XXI.

Pero lo más importante, es el reto de hacer de la escuela un espacio central de equidad en donde todos los estudiantes, sin importar origen, género o condición socioeconómica tengan las mismas oportunidades de desarrollo.

—¿Que haya piso parejo en un país disparejo?

Dice el secretario de Educación, Aurelio Nuño, que el nuevo modelo educativo es un proyecto de alto impacto y largo aliento; que los resultados comenzarán a cristalizar en diez años…

Sin embargo, expertos como el doctor Marco Fernández, investigador de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, y México Evalúa, coinciden en que si bien el diagnóstico es correcto, el problemón radica en cómo aplicarlo.

—¿Cómo lograr la mejor formación de los maestros en la nueva pedagogía, para abandonar prácticas educativas obsoletas?

—¿Cómo le vamos a hacer para que el nuevo modelo educativo atienda correctamente a los alumnos de las regiones marginadas del país por desigualdad y pobreza, en escuelas precarias?

—¿Cómo soñar en enseñar inglés, cuando 724 mil estudiantes indígenas ni siquiera hablan español; ya no digamos los maestros?

—¿Cómo enfrentar el hecho de que 44% por ciento de las escuelas primarias públicas del país son multigrado —en el mismo salón estudian alumnos de primero a sexto—, y que  30% de las telesecundarias solo cuentan con un profesor?

Plantear un nuevo modelo educativo requiere una mejor preparación de los maestros, sí, pero resulta contradictorio que este año la Cámara de Diputados haya reducido el presupuesto destinado a la capacitación docente en 39.5%.

El nuevo modelo educativo debe elevarse de tal manera que niños y jóvenes tengan estímulos suficientes para acrecentar  talentos y capacidades y proveer las herramientas para que cada quien desarrolle su máximo potencial.

Pero…

Sin piso parejo y escasos recursos, no se vale soñar con la excelencia.

EL MONJE EJEMPLAR: En Singapur, los mejores maestros enseñan en las peores y más alejadas escuelas de las comunidades rurales; eso es lo que en México también debería contemplar el nuevo modelo educativo, ¿no cree usted?

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