La noche del domingo quedó claro que el segundo debate se lo llevó José Antonio Meade por sus propuestas, preparación, experiencia y resultados. La variedad de temas como: comercio exterior, seguridad fronteriza y derechos de los migrantes, podría parecer ajeno a la realidad de muchos mexicanos, por lo que abordarlos requería no solamente amplio conocimiento de los aspectos técnicos sino también hacerlo asequible para todos.
Ante esta situación, Pepe Meade fue el único candidato que asumió el reto que esto implicaba y pudo encender los ánimos y el entusiasmo en la frontera norte, no solamente por ofrecer propuestas concretas, sino por dejar en evidencia las mentiras de Andrés Manuel y Ricardo.
En primer lugar, porque lo más relevantes del debate por parte de Andrés Manuel fueron los apodos de “Ricky Rickín Canallín”, “mentiroso, farsante” y “voy a cuidar mi cartera”, en alusión a la presencia de Ricardo Anaya; sin embargo, poco o nada pudo argumentar cuando Meade le recordó el pacto que tiene con secuestradores como Nestora Salgado, el manejo de Morena como empresa familiar, tener "un médico que no lo tiene ni Obama” y en especial, cuando le hizo ver que él no es un demagogo al tener una hoja de vida limpia de 20 años, sin escándalos, y que a diferencia de AMLO y Anaya, él sí puede explicar cómo y de qué vive.
En segundo lugar, por la manera tan montada y falsa que estuvo la participación de Ricardo Anaya en el debate; parecería que, desde su sonrisa mecánica hasta las notas de Proceso editadas para su beneficio, todo fue producto de actuación y ensayos. El exceso de todo su show fue cuando sacó un costal y dijo “carajo” de forma totalmente memorizada. Creímos que Anaya iba a devolver en ese costal los 28 millones de pesos que recibió su esposa Carolina Martínez Franco, de manera tan poco clara, como lo denunció el mas reciente reportaje de Proceso.
Sin duda, una visión miope de AMLO de resolver todo combatiendo a la multicitada “mafia del poder” y un Anaya que habla bien, pero sin contenido, redujeron el nivel esperado de debate, por eso no es ninguna sorpresa que los sondeos de opinión le hayan dado el triunfo al único candidato que llegó con argumentos y propuestas claras: Pepe Meade.
El próximo 1 de julio no vamos a elegir a un candidato, vamos a elegir un Presidente y Pepe Meade demostró tablas suficientes, estar a la altura y que tiene todo para ser nuestro máximo representante.