Pasaron 10 finales sin la combinación deseada de dos equipos grandes, de los que tienen convocatoria nacional y son capaces de generar millones de televidentes cada vez que se enfrentan. Fue en 2013, cuando América le ganó a Cruz Azul, pero antes de esa emotiva, emocionante y muy vista final, habían pasado 17 sin la llegada de dos equipos populares y ganadores. Fue en el Clausura 2004, cuando Pumas le ganó a Guadalajara.

Así que muy populares, de mucha grandeza, pero pocas veces se ven las caras en finales. En los 80 era común; de hecho, en 1984 se dio la única final hasta ahora entre América y Guadalajara. Por eso, lo que se vivirá esta semana es muy especial para el futbol mexicano, para cientos de miles de aficionados que tienen el orgullo bien puesto y lo único que quieren es ver campeón a su equipo.

No es en sí una final entre equipos de la Ciudad de México. Cruz Azul fue adoptado en la capital, porque su origen es hidalguense, pero las pequeñas ciudades de Jasso o Tepeji del Río eran insuficientes para tener un estadio de un club que se convirtió en uno de los más queridos del país gracias a sus éxitos deportivos en los 70. El América sí, es la representación más exitosa del futbol mexicano, el que más títulos tiene, el que más afición y el que también colecciona el mayor odio por quienes no le van.

Uno, necesitadísimo de un título, como es el Cruz Azul, y el otro, también. No hay margen de error, porque mientras en el América regresaron a Miguel Herrera para darles de nuevo la corona, en La Máquina han invertido millones de dólares durante 21 años para volver a poner una copa en sus vitrinas. Y, más allá del lugar común de poner a Ricardo Peláez como el artífice de este equipo, habrá que darle una mención especial y el reconocimiento pleno a Pedro Caixinha, quien es el que verdaderamente trabaja con los futbolistas.

Pero sí es importante recalcar que ha sido tanto el protagonismo de Peláez que un fracaso en la final debería ser tanto de él como de todos los demás. Y si levantan la copa, es parte del equipo, porque a veces, en ese afán de aparecer y aparecer en público, se les olvida precisamente ese valor fundamental del deporte.

El América fue imponente ante Pumas, aprovechando a un equipo al que su portero lo desmoralizó y la vapuleada fue más que justa. Las Águilas, a diferencia de lo hecho en los otros partidos de Liguilla, fueron muy ambiciosas, al darse cuenta que podían humillar a uno de sus rivales más odiados. Ahora bien, en Pumas, donde debe ser muy doloroso el partido de anoche, deben seguir con el plan de Rodrigo Ares de Parga. Cuando cambiaron —de un torneo a otro— a siete titulares, nadie hubiera pensando que llegarían tan lejos.

Pese a la goleada inmisericorde del América, el favorito para la final es Cruz Azul, que basa su éxito en la defensa sólida y salidas a alta velocidad. Será una de las finales más pasionales, pero también de las de mayor talento en muchos años. Dos entrenadores obligados al título, futbolistas caros, quienes deben mostrarse en estos momentos, y mucho público, que podrá estar dos veces consecutivas en el Estadio Azteca, algo que no pasaba en una final desde 2002, cuando chocaron Necaxa y América.

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gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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