La novela se inició desde el pasado 14 de abril cuando una mujer llamada “Priscila” denunció en un programa de radio al líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Distrito Federal por trata de personas. El asunto adquirió el grado de noticia nacional y hasta ahora no hay nada claro.

La denunciante se desdijo días después argumentando que le habían pagado varios miles de pesos por emitir esa declaración, testimonio que fue rendido ante la Procuraduría del Distrito Federal. Por supuesto que Cuauhtémoc Gutiérrez fue destituido del cargo de dirigente y ahora se le sigue procedimiento administrativo para expulsarlo de las filas del PRI.

Ante el Ministerio Público del DF se han rendido un par de docenas de declaraciones sin que al momento haya nada claro sobre el o los delitos que pudieran haberse cometido mucho menos sobre la presunta responsabilidad penal del inculpado Gutiérrez. Todo ha sido mediatizado.

A poco más de un mes del escándalo mediático y del inicio de la diligencias de averiguación previa en el DF, varios diputados de la Asamblea del Distrito Federal, acudieron a presentar denuncia penal por los mismos hechos, pero ahora ante la Procuraduría General de la República, según esto por falta de confianza en la PGJDF. Estos panistas pretenden que el Ministerio Público Federal atraiga el asunto y deje de conocer el MP del DF.

Resulta curioso e inexplicable que ahora los panistas, por medio de Federico Doring, desconfíen de la administración perredista y confíen más en la administración de procuración de justicia de los priístas ¿Será acaso que con los perredistas nada tienen que negociar y con los priístas hay mucho que aprovechar?

El asunto también trascendió al grado de confrontar a dos periodistas de medios nacionales; una empecinada en que se le detenga y procese y el otro simplemente defiende el derecho de presunción de inocencia.

En el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, por medio de si líder nacional, César Camacho, se dio a conocer que en unos días más se resuelva sobre su expulsión o no.

Sin embargo, en la Procuraduría aun no hay nada, ni delito ni presunto responsable, origen de la acusación, luego entonces deberían resolver la improcedencia de la causa. Al menos jurídicamente esa sería la salida, políticamente será otra cosa.

El asunto no es menor por tratarse del líder del PRI en el DF, lugar atestado de perredismo, hoy dividido con “amloistas” y lo curioso del caso es que, la reportera que “explotó” la noticia es proclive y seguidora de AMLO.

La sospecha de negociaciones o presiones panistas surge de una manera natural y no considero que sea simplemente circunstancial.

Habrá que seguir esperando lo que resuelvan las autoridades, así de simple, entre tanto es entretenimiento.

Abogado

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