Entidad única, el Estado de México es síntesis de la identidad nacional.

Comunidad de la que formo parte, los mexiquenses somos de ésos que, lejos de esperar, estamos dispuestos a asumir riesgos y ensayar cosas para tener éxito; al contrario de evadir, enfrentamos los problemas que nos aquejan; a diferencia de quien espera ayuda venida de fuera, asumimos la responsabilidad sobre nuestra vida y la de quien más queremos, y actuamos en consecuencia; sin tribalismos, estamos conscientes del lugar que ocupamos en el mundo dispuestos a conocer otros modos de resolver las situaciones y decididos a adaptarlos, que no adoptarlos; sin esperar ayudas ni favores, estamos resueltos a poner manos a la obra; más que “canijos” somos “rifados”; lo que más queremos es a nuestra familia, no sólo a la que nos une la sangre, sino la afinidad y el amor; los mexiquenses estamos reaprendiendo a convivir asumiendo no sólo el respeto a la mujer, sino la nueva masculinidad; hartos de dramas, siempre vemos la vida con realismo y, sobre todo, con alegría. En esta segunda década del siglo, estos más de 16 millones de mexicanos, nos asumimos más mexiquenses que nunca.

Más mexiquenses que nunca,  protagonizamos la vida social, en sus esferas cultural, económica y, por supuesto, política de México.

En este orden de ideas, más mexiquenses que nunca exigen lo que merecen: una sana vida republicana y democrática en la que se elijan representantes populares en procesos de alta competencia, en elecciones libres donde los contendientes presenten propuestas interesantes y constructivas, para dejar atrás y de lado, las ocurrencias e improvisaciones. Por eso, más mexiquenses que nunca están atentos a los mensajes de partidos y candidatos, y comienzan a coincidir en que la conducción del país, en el momento que vive México, requiere un personaje de alta especialización; un experto que no sólo goce de prestigio en el ámbito global, sino que llegue al poder precedido de buenos y recientes resultados. Un “lanzador de brazo caliente” que haya jugado exitosamente las recientes entradas. Más mexiquenses que nunca verán esa opción entusiasta y capaz en el PRI y su candidato Pepe Meade.

Más mexiquenses que nunca habrán que acudir a las urnas teniendo presente que si bien persisten no pocas carencias en la entidad, son mucho mayores las ventajas comparativas y competitivas del Estado de México, sobre todo su población bien preparada y dispuesta a esforzarse, y también un gobierno con claridad en el rumbo, al que vale la pena acicatear para que trabajando juntos, sociedad y autoridades, en un mismo esfuerzo, demos el salto cualitativo que la gente merece.

Más mexiquenses que nunca quieren ser parte de la solución a los problemas de seguridad y la certeza de que los recursos públicos, los que son de todos, se ejercen con transparencia y, sobre todo, con eficacia, para que a mayor gasto sobrevenga mayor riqueza y con ésta, prosperidad; beneficios para todos, subrayadamente para resolver las necesidades más sentidas de la sociedad, y mejora en la calidad de vida de cada uno de nosotros.

Es hora de asumir que en 2018 más mexiquenses que nunca van a emitir su voto con la expectativa cierta de ganar.

Google News