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“Ética y política forman un sistema de vasos comunicantes. Es claro que la esfera de la política se distingue, en muchos aspectos de la ética. La política es el dominio de la acción pública; su célula es el ciudadano y sus elementos primordiales los grupos y las clases. La política, además, es una práctica; no sé si sea realmente una ciencia y tampoco estoy muy seguro de que sea un arte. Más bien es una técnica. Pues bien, por ser una práctica abierta a la participación de la colectividad entera, es un modo de vida y, así es también (o debería ser) una moral, una ética. Sólo que su fundamento no es el individuo sino el pueblo. La ética busca la felicidad de las personas, la política la armonía de las sociedades” (Octavio Paz, en Itinerario, pág. 237).
Si la política la entendemos como nuestro Premio Nobel como “el dominio de la acción pública”, el gobierno federal en sus políticas públicas debe armonizar a la sociedad, pues soy un convencido atendiendo a mi conciencia; a la conciencia de un hombre que cree en la libertad de empresa, en la verdadera democracia, como el instrumento que las sociedades han construido para ordenar sus intereses, para expresar su voluntad, para conducir su destino. Esas políticas públicas son razones de ser del Estado, y facilitar la apertura y establecimiento de empresas, fuentes de trabajo y simplificar trámites para que, quien pone en riesgo su capital, confíe en México y no tengamos un problema burocrático para cada solución ciudadana.
El lunes 02 de los que cursan, nos desayunamos con una nota de la compañera de esta casa editorial: Ivette Saldaña bajo el título: “Crecen 417% trámites a empresas” y asienta las declaraciones de Juan Pablo Castañón, presidente nacional de la COPARMEX: “la tramitología parece ser una persecución para las empresas, ya que es excesivo tener que cumplir con inspecciones de autoridades” y la nota concluye: “el peso de las normas, regulaciones y trámites ubicó a México en los peores lugares de la lista de Competitividad del Foro Económico Mundial, al ubicarlo en el lugar 118 de un total de 144”; sin embargo, la cosa no por ahí; si vemos los artículos del 992 al 1010 de la Ley Federal del Trabajo, las multas por violaciones a la misma pueden llegar, de manera discrecional para el gobierno, hasta 5 mil veces el salario mínimo del área geográfica en donde se ubique el patrón y el resultado, multiplicarlo por el total de número de trabajadores que tenga.
Otro obstáculo para la inversión en México, son ciertos “líderes” sindicales que explotan a patrones (prometiendo paz laboral en centros de trabajo) y trabajadores; como por ejemplo: el salario mínimo promedio es de 70 pesos diarios; sin embargo, Víctor Fuentes del Villar de la CFE, viaja en un auto de dos millones de pesos y Joaquín Gamboa Pascoe de la CTM, se auto elogia, develando una estatua cuyo costo fue de casi medio millón de pesos; obvio, con el dinero de los trabajadores, por eso esta clase de “líderes” son de los que creen ver a Dios cuando se paran frente al espejo.
Desde luego amigo lector, usted tiene una mejor opinión.