No cabe duda que tanto las ideologías como los arrebatos políticos o partidistas pueden llegar a trastornar a quienes prefieren ideas preconcebidas antes que a la realidad, y, como se suele repetir, si la realidad no corresponde a  lo que se les ocurre, ¡peor para la realidad!

Las motivaciones suelen ser diversas: quedar bien, mostrar fidelidad o pertenencia, llamar la atención, aparecer como innovadores, expresar su irritabilidad o aversión… en fin, terminan siendo equivocaciones públicas… Y aunque las encontramos en todas las fuerzas, aquí se abordan solo algunas de la llamada 4T.

Se trata de pronunciamientos inolvidables, como los  de senadora morenista, Margarita Valdez, quien sobre el caso de la  Línea 12 del metro, argumentó: “No sabe uno si hay gente perversa, que hay mucho aquí en México, que en un descuido van y le mueven a la ballena para que se caiga, yo tengo una mente muy...”

Entre los destacados representantes de estos yerros tenemos a Hugo López-Gatell, Félix Salgado Macedonio, Gerardo Fernández Noroña, y Mario Delgado, entre muchos otros, aunque habrá que sumar, también, al titular de Salud, Jorge Alcocer, quien en una de las mañaneras, al abordar el tema de los medicamentos oncológicos, reconoció “un interés, válido desde luego, pero exagerado”, que fue usado “con otros fines”.

Y qué decir de “quítate el bozal, ya estamos vacunados” que espetó el purificado Manuel Bartlett, a un reportero que usaba cubreboca.

Sin embargo, quien recientemente alcanzó niveles insospechados, fue el actual director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública, Marx Arriaga, al expresar: “leer por goce es un acto de consumo capitalista” (sic). Afirmación que, sin duda, constituye una verdadera afrenta para la cultura, así como para escritores, intelectuales, artistas y, sí, una gran cantidad de lectores que no sabían que eran “capitalistas”, o serían calificados como tales por disfrutar de la lectura. Y aunque habría que desarrollar los argumentos para refutar tal tontería, por cuestiones de espacio nos quedaremos con el sentido común, mientras seguimos con Marx. Arriaga, claro.

Son varias las expresiones que lo han caracterizado. A finales de febrero del año pasado, manifestó: “Mujeres, si en verdad buscan emanciparse de sus opresores, modificar este sistema machista que las rodea no esperen que su libertad llegue como un regalo, por favor lean aquellos libros, ahí están descritos los caminos para su revolución (…) Nuestro presidente no las engaña, ¿quieren cambiar este sistema machista? Necesitan dos cosas: uno, cultura, lo cual les dará identidad, y, dos, educación para desarrollar un pensamiento crítico, ¿quieren ambas?, asistan a la biblioteca pública”.

De acuerdo a EL UNIVERSAL, Arriaga, “En 2013, fue lector sinodal de la tesis de doctorado de Beatriz Gutiérrez Müller, por lo que se especuló que su amistad  con la esposa del Presidente, Andrés Manuel López Obrador, pudo ser una de las razones por las que terminó al frente de la institución responsable de la Red Nacional de Bibliotecas”.

En el pecado lleva la penitencia; sí, Arriaga, Marx.

Google News