Muy preocupantes, las posiciones manifestadas por la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, como las del futuro secretario de Seguridad Pública Alfonso Durazo en relación con la despenalización de las drogas. La exministra Sánchez Cordero ha expresado en múltiples ocasiones su posición de despenalizar la siembra, cosecha, trasiego y uso lúdico de la marihuana. El futuro responsable de la seguridad en el país expresó estar a favor de la liberalización de las drogas para uso lúdico.

Ambas declaraciones son en extremo preocupantes ya que, me parece, denotan desconocimiento de cómo y con qué consecuencias se vende y consume la marihuana en todo el país. Inclusive en ocasiones me pregunto de qué país estarán hablando, cuando hablan de despenalizar la producción, comercialización y consumo lúdico de la marihuana. Peor aún cuando se refieren a todas las drogas. La realidad que yo conozco, lo que he visto en muchas colonias y comunidades es muy distinta a la que intuyo se refieren y sus propuestas, sin duda alguna, vendrán a destruir, aún más, a la población y, sobre todo, a los menores de edad.

Percibo que no se han dado cuenta de que son precisamente las drogas legales –alcohol, tabaco, inhalantes, medicamentos- las que más dañan a los mexicanos y, entre ellos, a los menores de edad. Dichas drogas, por ser legales, son más accesibles a toda la población. Tengo la impresión de que no se han percatado de que la venta de bebidas alcohólicas, cigarros y solventes ya están prohibidas a menores de edad y en todas las colonias y comunidades hay tenderos que se las venden sin problema alguno. Con respecto a los medicamentos “de uso controlado”, con los que se supone se requiere de una receta médica (con código de barras) para su venta ocurre algo similar: la venta es prácticamente indiscriminada. En otras palabras, la venta regulada de drogas legales en el país es un fracaso. Ello me permite inferir, en tanto no me demuestren lo contrario, que la venta regulada de marihuana será un fracaso contundente y que la droga llegará a millones de menores de edad.

Percibo también que desconocen que la violencia debida al consumo de drogas, legales e ilegales, tiene muchas caras y no solo la de la llamada narcoviolencia. Por lo tanto ilusamente creen que abatiendo la narcoviolencia pacificarán al país y le devolverán la armonía a las familias mexicanas.

Tengo la impresión de que ambos futuros funcionarios de primerísimo nivel, en el ya muy próximo gobierno del licenciado López Obrador, asumen que con dichas medidas lograrán “pacificar” el país. Es decir, asumen, como lo hacen algunos otros actores políticos, que al despenalizar la producción, comercialización y consumo lúdico de la marihuana le arrebatarán a los grupos criminales no solo un lucrativo negocio sino que también, por arte de magia, desaparecerá la razón de los violentos enfrentamientos que ocurren entre ellos. En otras palabras, asumen que la pérdida del mercado de la marihuana debilitará a los grupos criminales de tal manera que podrán ser combatidos con mayor eficacia. En este sentido, es indispensable tener presente que los carteles de las drogas, desde hace tiempo, se transformaron en complejos grupos criminales que operan en diversos ámbitos cometiendo también diversos delitos y que la “legalización de la marihuana” no los hará desaparecer. En varios estados de la Unión Americana ya legalizaron el uso lúdico de la marihuana y no desaparecieron “los narcos”, inclusive los índices delictivos subieron. Chequen lo ocurrido en Colorado.

Fuente de los Deseos. Ojalá no seamos tan ingenuos como para pensar que el país se pacificará con la despenalización de la producción y comercialización de la marihuana.

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