“Ojalá puedas ir”, me escribió el artista plástico Jorge Ismael Rodríguez al invitarme, este 3 de febrero en la Casa Galería, a inaugurar su exposición Magma 1.2-18 que, junto con Nómada 03.02.18, de Luisa Estrada, y Arqueología del desecho, de Gorka Larrañaga, serían parte del festejo por los 10 años del lugar, ubicado en Abasolo 37, Santa Úrsula, Coapa, donde, cuando hay partido, casi pueden escucharse los gritos del Estadio Azteca capitalino.

A las 19 horas era la cita. Con Google Maps no fue difícil encontrar la ubicación; sin embargo, entre las estrechas y complicadas calles de esa parte de Coyoacán, encontré a Iván, joven y correcto contador, también perdido buscando la misma dirección. Sabíamos que estábamos en Abasolo, pero la entrada era un portón grande como cualquier domicilio donde sólo destacaba “37”. Encima del muro se dejaban ver enormes árboles y parte de la construcción. “Son cinco mil metros cuadrados”, respondió a la curiosidad de este reportero el anfitrión, Gorka Larrañaga.

El lugar perteneció al acuarelista y arquitecto ecuatoriano, cercano al grupo de Diego Rivera, Oswaldo Muñoz Mariño, El Cholo, quien aprovechó que, a finales de 1940, el gobierno mexicano ofreció terrenos a cambio de la obra de grandes artistas y él escogió éste, colindante al de un pintor chileno también cercano al muralista. En aquel tiempo visitaban la casa personalidades importantes de la cultura latinoamericana: artistas, escritores, cineastas y políticos internacionales. Era asiduo de las bohemias Juan Rulfo y las hijas de Diego Rivera. El presidente de Guatemala de aquella época asistió muchas veces.

Sesenta años después, alumnos de Oswaldo Muñoz recuperaron la propiedad mediante un proyecto independiente de expresión artística multidisciplinaria en alianza con Memours, Iratxe-Gorka Larrañaga, Eusko Jaurlaritza-Gobierno Vasco, El Fanzine, Embajada de España en México, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Grupo Navel, Revista Yaconic, ¡dea-e.net contenido digital y EmpreBask México.

Poco a poco llegaron los invitados y, para las 20 horas, los numerosos asistentes escuchábamos la bienvenida de Gorka y la presentación de los artistas Luisa Estrada y Jorge Ismael Rodríguez. Afuera, un caos de automóviles buscaba espacio para acomodarse en la apretada avenida y, mientras ellos lo hacían, los que llegamos por la estación Vergel del trolebús o por taxi, disfrutábamos queso, vino español, mezcal y cervezas artesanales.

Antes de la inauguración, los tempraneros pudimos apreciar en la semioscuridad el misticismo de los casi 400 kilos de la pieza de obsidiana semitallada que, ambientada con reflectores en medio de troncos de árbol y hojas secas, presentaba Jorge Ismael, como sacada de una escena de 2001: Odisea del espacio, película de Stanley Kubrick. Uno a uno, todos los presentes pasábamos a sentir la energía de la misteriosa escultura. Los mexicas llamaron Itztli a la obsidiana y la consideraban mágica.

Para los mayas la obsidiana la creó el dios Xilbalbay, siendo parte especial en el origen de su mundo. Los cakchiqueles, de Guatemala, representaban a esta deidad con esta piedra y creían que ella podía curar afecciones en riñones y proteger de fuerzas malignas, devolviéndolas a sus emisores.

“Como siempre trabajo en diálogo con el espacio —afirmó Jorge Ismael— tomé del lugar hojas y troncos y me metí en la evocación; después se generó un paisaje y, con los reflectores, mientras uno se mueve, se genera otro. Es un diálogo permanente con la pieza y la historia de la Casa.”

La escultura de obsidiana, la muestra gráfica de Luisa Estrada, que aborda el nomadismo de las ciudades, y las cajas de luces de Gorka Larrañaga, hechas con desechos, podrán ser visitadas todo febrero y parte de marzo. Entrada gratuita. Abre de 10 am a 18 horas. También hay visitas nocturnas.

Periodista cultural

Google News