Lo conocí cuando su papá era candidato a gobernador, en Querétaro, por el PAN, cuando tocaban a las puertas y nadie les habría, cuando estar en contra del sistema era impensable.

Su mamá falleció estando él muy chico, eso le cambio la vida y creó un lazo aún mas fuerte con su padre Arturo Nava, quien fue duro con él, quien no  le puso la vida en bandeja de plata; también le tocó ver perder a su padre, en la precampaña de candidato a presidente municipal de Querétaro, que a la postre ganó Armando Rivera; lo vi trabajar para sacar sus estudios, lo vi formándose en su partido y después él mismo formar a muchos ciudadanos como capacitador, aún en los rincones mas lejanos de Querétaro. Le tocó coordinar la campaña de Felipe Calderón en nuestro estado, recuerdo que en 2006, en un mitin en Cadereyta, Luis Nava me consiguió una entrevista exclusiva con el candidato presidencial y ahí en su camioneta, de un evento a otro, el expresidente grabó saludos para los serranos, se notaba la buena relación de Felipe y Luis Bernardo.

También lo vi perder la dirigencia estatal del PAN, contra Ricardo Anaya. Fui testigo de su toma de protesta como diputado local y de su nombramiento como coordinador de Campaña de Francisco Domínguez.

Luis Nava, gobierna la capital de nuestro estado, después de una carrera política donde construyó cercanía con la gente y con organizaciones sociales y empresariales, al ser jefe de gabinete del actual gobernador, lo convirtió en el producto mas panista de los últimos años.

Por menos de 2 mil votos de diferencia, es el alcalde de la capital; la noche del veredicto electoral, estaba tranquilo y nervioso a la vez, al escuchar la resolución, se dio cuenta que el político de oficina está destinado al fracaso.

Su partido había perdido la esencia de su doctrina; de las candidaturas democráticas, ganadas a pulso entre sus militantes y no resultado de negociaciones o dedazo para ser mas claros. El PAN se empeño en años atrás, en creer que la gente votaría por ellos simplemente por aparecer en los medios; se hartó de la clase política y de los partidos y esto le quedó claro a Luis Nava, que a un año de asumir el poder, enfrenta varios retos.

El Maquio, alguna vez dijo: “Sólo esta derrotado aquel que deja de luchar”, esta frase la conocen en el panismo, pero no “todos la ponen en práctica”. En los últimos siete años, se perdió la mística con que los azules enfrentaban sus campañas, capacitación a sus militantes, asambleas democráticas para elegir a sus candidatos, congruencia en su vida pública y privada; los ganadores de comicios internos sumaban a su campaña a los perdedores, tal vez se les olvidó que la política es para servir al pueblo y no para servirse de ella misma para sus fines personales y de grupo.

Luis Nava, al ser de una generación de políticos reciente, guarda en sus raíces el panismo tradicional que debe ser congruente y adaptado a los tiempos actuales; sin embargo, su problema real no está con la gente o con la percepción de inseguridad o el ataque en redes sociales, el reto verdadero es convencer con resultados y políticas públicas reales, que se reflejen auténticamente en el sentir ciudadano. En unir al panismo tradicional y al reciente, en dejar de creer en las encuestas y volver a su origen.

El PAN en Querétaro, no la tiene nada fácil en las elecciones venideras; antes de decidir candidaturas, tienen que poner orden en casa; porque si no salen unidos, el resultado será catastrófico para ellos. Porque el trabajo, la gestión, la cercanía, hablar con la verdad, caminar en la calle, en los mercados, en las plazas públicas, estar en los barrios y rancherías; eso es lo que les pondrá nuevamente en la batalla, la humildad y sinceridad del político, la gente lo ve y lo siente, eso no se puede fingir.

Nos leemos en la próxima.

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